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<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
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un reloj.<br />
Unos pasos más, y salieron al extremo del sendero a que acababan de<br />
referirse; y arrimado a un lado, muy sombreado y protegido, mirando al<br />
parque se extendía a continuación de un foso escarpado, los esperaba un<br />
cómodo banco, en el que se sentaron los tres.<br />
––Temo que te sentirás muy cansada, Fanny ––dijo Edmund,<br />
observándola––; ¿por qué no lo dijiste antes, Será para ti un mal día de<br />
asueto, si al fin quedas rendida. Toda clase de ejercicio la fatiga, Mary;<br />
excepto la equitación.<br />
––Entonces, ¡qué abominable su comportamiento al permitir que yo<br />
acaparase su caballo, como hice la semana pasada! Me avergüenzo por<br />
usted, así como de mí misma; pero nunca volverá a suceder.<br />
––Su miramiento y consideración hacen que me sienta más culpable de<br />
mi propio descuido. Los intereses de Fanny parece que están más<br />
seguros en sus manos que en las mías.<br />
––No obstante, que se encuentre cansada ahora no me sorprende;<br />
porque, de todas las obligaciones que puedan existir, no hay otra tan<br />
pesada como la que hemos cumplido esta mañana, viendo una casa<br />
inmensa, vagando durante horas de una sala a otra, forzando la vista y<br />
la atención, escuchando lo que uno no entiende, admirando lo que a uno<br />
no le importa... En general, todo el mundo reconoce que es una de las<br />
cosas más cargantes del mundo, y para Fanny lo ha sido también,<br />
aunque no se haya dado cuenta<br />
––Pronto habré descansado bastante ––dijo Fanny––; sentarse a la<br />
sombra en un día magnífico y contemplar la vegetación es lo que más<br />
alivia.<br />
Poco rato llevaba sentada Mary, cuando se puso de nuevo en pie.<br />
––Necesito moverme ––dijo––; la inactividad me fatiga. He estado<br />
mirando al parque por encima del foso, hasta aburrirme. Voy a<br />
contemplarlo ahora a través de aquella verja, aunque no lo vea tan bien.<br />
Edmund abandonó también el asiento.<br />
––Ahora, Mary, podrá ver el trazado del paseo que en línea recta une los<br />
dos extremos del parque, y se convencerá de que no puede tener media<br />
milla de longitud, ni acaso la mitad de media milla.<br />
––¡Es una distancia enorme! ––replicó ella––. Con una ojeada tengo<br />
bastante.<br />
Él siguió razonando, pero en vano. Ella no quería calcular, no quería<br />
comparar; sólo quería sonreír y discutir. Un mayor grado de consistencia<br />
racional no hubiese podido resultar más atractivo, y ambos continuaron<br />
hablando con mutua satisfacción. Al fin convinieron que debían intentar<br />
la verificación de las dimensiones del bosque paseando un poco más. Se<br />
llegarían hasta uno de sus extremos por la parte en que ahora se<br />
encontraban (pues había un sendero recto, cubierto de césped, que se<br />
extendía a lo largo de la parte baja bordeando el foso), y acaso se<br />
internarían por alguna vereda orientada en otra dirección si ello podía<br />
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