Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
157<br />
––Verás, monina, hazme tú una recomendación para el traslado del<br />
doctor Grant al decanato de Westminster o de San Pablo, y estaré tan<br />
orgullosa de tus jardineros y polleros como puedas estarlo tú. Pero en<br />
<strong>Mansfield</strong> no tenemos gente de ésa. ¿Qué quieres que le haga?<br />
––¡Oh!, tú no puedes hacer más que lo que siempre has hecho:<br />
mortificarte muy a menudo, y no perder nunca el buen humor.<br />
––Gracias; pero no es posible evitar esas pequeñas molestias,<br />
dondequiera que vivamos. Cuando te hayas establecido en la capital y yo<br />
vaya a verte, apuesto a que te encontraré también metida en tus<br />
quebraderos de cabeza, a pesar del jardinero y del pollero, o quizás<br />
debido a los mismos. Su falta de interés y de puntualidad, o sus cuentas<br />
exhorbitantes y sus fraudes, te arrancarán amargas lamentaciones.<br />
––Creo que voy a ser demasiado rica para tener que lamentarme o<br />
sufrir por nada parecido. Una gran renta es la mejor receta para ser feliz,<br />
y nunca he oído hablar de otra que la aventaje. Desde luego, con ella<br />
queda asegurada toda la parte de felicidad que dependan del pavo y el<br />
mirto.<br />
––¿Piensa usted ser muy rica? ––consideró Edmund poniendo una<br />
expresión que, a los ojos de Fanny, tenía mucho de profunda<br />
significación.<br />
––Desde luego. ¿Y usted no? ¿No lo pensamos todos?<br />
––Yo no puedo proponerme nada que sea tan por completo<br />
independiente del poder de mi voluntad. Por lo visto miss Crawford<br />
puede elegir su grado de riqueza. Le bastará con fijar el número de miles<br />
al año que le convenga, y ya no cabe la menor duda de que los obtendrá.<br />
Yo tan sólo me propongo no ser pobre.<br />
––A base de moderación y economía, y limitando sus necesidades a la<br />
medida de sus ingresos, y todo eso. Le comprendo; y es un plan muy<br />
propio de una persona de su edad, que tiene unos medios tan limitados y<br />
unos deudos tan indiferentes. ¿Qué ha de pretender usted, sino un pasar<br />
decente? No le queda mucho tiempo por delante; y sus parientes no<br />
están en situación de hacer nada por usted o para mortificarle con el<br />
contraste de su propia riqueza e importancia... Sea pobre y honrado, de<br />
todos modos; pero no voy a envidiarle; ni estoy muy segura de respetarle<br />
siquiera. Respeto muchísimo más a los que son ricos y honrados.<br />
––Su grado de respeto por la honradez, rica o pobre, es precisamente<br />
algo que no puede inquietarme. Yo no tengo el propósito de ser pobre. La<br />
pobreza es lo que he decidido combatir. La honradez, dentro de un nivel<br />
medio en cuanto a posibilidades económicas, es cuanto ansío que no<br />
desprecie usted.<br />
––Pues la desprecio, si está menos alta de lo que pudiera. Debo<br />
despreciar todo lo que se conforma con la obscuridad cuando podría<br />
elevarse a un grado de distinción.<br />
––Pero, ¿cómo puede elevarse? ¿Cómo podría, mi honradez al menos,<br />
alcanzar un grado superior?<br />
157