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<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
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En general se tuvo por agradable la reunión, compuesta,<br />
respectivamente de los que gustan de hablar y los que, en proporción<br />
acertada, gustan de escuchar; y la comida en sí se caracterizó por el<br />
buen gusto y la abundancia, de acuerdo con el estilo propio de los Grant<br />
y también, en mucho, de acuerdo con los hábitos peculiares a todos, de<br />
modo que, lógicamente, no hubo motivo para que nadie se impresionara,<br />
excepto tía Norris, incapaz de soportar pacientemente en ningún<br />
momento el espectáculo de la enorme mesa ni de las numerosas fuentes<br />
colocadas encima, y que de continuo se propuso acusar alguna molestia<br />
a causa del paso de los sirvientes por detrás de su silla, así como renovar<br />
su manifiesta convicción de que, entre tantas fuentes, era imposible que<br />
más de una no estuviera fría.<br />
Por la velada se encontraron, según lo previsto por la señora Grant y su<br />
hermana, con que, una vez cubierta la mesa de whist, y lady Bertram no<br />
tardó en hallarse en la mesa de whist, quedaban bastantes elementos<br />
para un juego a la redonda; y como todos se mostraron tan dispuestos a<br />
complacer a los demás como desprovistos de una especial predilección<br />
por un juego determinado, como siempre ocurre en tales casos, se<br />
brindaron para la mesa «speculation» casi tan prestamente como para la<br />
de whist; y lady Bertram no tardó en hallarse en la crítica situación de<br />
tener que elegir entre los dos juegos, al ser consultada si prefería la mesa<br />
de whist, o la otra. Dudaba. Por fortuna, tenía a mano a sir Thomas.<br />
––¿Qué me aconsejas, Thomas, whist o «speculation»?... ¿qué puede<br />
resultarme más divertido?<br />
Sir Thomas, después de reflexionar un momento, recomendó «speculation».<br />
Él era jugador de whist, y acaso presintió que no se divertiría<br />
mucho teniéndola a ella de pareja.<br />
––Muy bien ––contestó ella, complacida––; entonces «speculation», por<br />
favor, señora Grant. No lo conozco en absoluto, pero Fanny me enseñará.<br />
Aquí terció Fanny, sin embargo, con sus vehementes protestas<br />
alegando que lo ignoraba igualmente, que nunca en la vida lo había<br />
jugado ni visto jugar; y lady Bertram volvió a sentirse indecisa por un<br />
momento, pero al asegurarle todos que nada había tan fácil, que era el<br />
más sencillo juego de baraja, y al adelantarse Henry Crawford para<br />
rogarle con la mayor formalidad que le permitiera sentarse entre ella y<br />
miss Price para enseñar a las dos, quedó así acordado; y sir Thomas, tía<br />
Norris, el doctor Grant y su esposa se sentaron a la mesa de superior<br />
categoría y dignidad intelectual, mientras los otros seis, bajo la dirección<br />
de miss Crawford, se repartían en tomo a la otra. Fue una magnífica<br />
combinación para Henry Crawford, que se hallaba junto a Fanny y<br />
ocupadísimo en manejar las cartas de dos jugadores, además de las propias...;<br />
pues aunque Fanny dominaba ya a los tres minutos las reglas del<br />
juego, él tuvo que seguir inspirándole las jugadas, incitando su astucia y<br />
endureciendo su corazón, lo cual, especialmente teniendo a William por<br />
contrario, era labor que ofrecía alguna dificultad; y en cuanto a lady<br />
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