Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>Mansfield</strong> <strong>Park</strong> Jane Austen<br />
97<br />
reparto.» «Es de suponer que nadie querría aceptar esta parte.» «No es<br />
más que una pura astracanada desde el principio hasta el fin.» «Esta<br />
serviría, tal vez, si no fuera por los papeles insignificantes.» «Si he de dar<br />
mi opinión, siempre la consideré la obra más insípida del repertorio<br />
inglés.» «Yo no quisiera poner obstáculos... si puedo seros de alguna<br />
utilidad ya me consideraré feliz... pero creo que no podríamos hacer peor<br />
elección.»<br />
Fanny observaba y oía, no poco divertida al notar el espíritu egoísta<br />
que, más o menos encubierto, parecía guiarles a todos, y preguntándose<br />
cómo acabaría aquello. Para darse gusto, hubiera podido desear que algo<br />
se representase al fin, pues jamás había presenciado ni media función,<br />
pues todas las demás consideraciones de mayor importancia se lo<br />
impedían.<br />
––Así nunca acabaremos ––dijo al fin Tom Bertram––. Estamos<br />
perdiendo el tiempo miserablemente. Algo hay que elegir. No importa lo<br />
que sea, la cuestión es decidirse. No hemos de ser tan exigentes. Unos<br />
cuantos personajes de más no deben arredramos. Tenemos que<br />
doblarnos. Debemos rebajarnos un poco. Si un papel es insignificante,<br />
tanto mayor nuestro mérito al sacarle algún partido. A partir de este<br />
momento, yo no he de poner más inconvenientes. Acepto cualquier papel<br />
que os parezca bien confiarme, con tal que sea cómico. Que sea cómico<br />
es lo único que pongo por condición.<br />
Entonces, por quinta vez aproximadamente, propuso «El Heredero<br />
Legal», mostrándose sólo irresoluto en cuanto a si preferiría reservarse el<br />
papel de lord Duberley o el de doctor Pangloss, e intentando muy en<br />
serio, pero con muy poco éxito, convencer a los demás de que había<br />
algunos personajes magníficamente dramáticos entre los restante que<br />
integraban la farsa.<br />
El silencio que siguió a esta infructuoso esfuerzo lo interrumpió el<br />
propio Tom. Acababa de coger uno de los varios tomos esparcidos sobre<br />
la mesa y, dándole vuelta, exclamó de pronto:<br />
––¡«Promesas de Enamorados»! ¿Y por qué «Promesas de Enamorados»<br />
no habría de serviros a nosotros lo mismo que a los Ravenshaw? ¿Cómo<br />
no se nos había ocurrido antes? Algo me dice que es exactamente lo que<br />
nos conviene. ¿Qué os parece? Hay dos principales papeles trágicos para<br />
Yates y Mr. Crawford, y el mayordomo poetastro para mí... si nadie más<br />
lo quiere; es un papel insignificante, pero de características que no me<br />
disgustan. Y, como dije antes, estoy dispuesto a hacer lo que sea, y lo<br />
que pueda. En cuanto al resto de personajes masculinos, no ofrecen<br />
dificultades; podrá interpretarlos cualquiera. No son más que el conde<br />
Cassel y Anhalt.<br />
La idea fue bien acogida por todos en general. Todos empezaban a<br />
cansarse de tanta indecisión, y unánimemente coincidieron en apreciar<br />
que nada se había propuesto anteriormente que se ajustara tanto a las<br />
respectivas exigencias. Mr. Yates quedó especialmente complacido. Había<br />
97