14.01.2015 Views

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

110 LA ERA DE LAS CATÁSTROFES<br />

1933 no era fácil aceptar, por ejemplo, que donde la demanda <strong>del</strong> consumidor,<br />

y por <strong>en</strong>de el consumo, caían, el tipo de interés desc<strong>en</strong>dería cuanto fuera<br />

necesario para estimular la inversión de nuevo, de forma que la mayor<br />

demanda de inversiones comp<strong>en</strong>sase el desc<strong>en</strong>so de la demanda <strong>del</strong> consumidor.<br />

A medida que aum<strong>en</strong>taba vertiginosam<strong>en</strong>te el desempleo, resultaba<br />

difícil de creer (como al parecer lo creían los responsables <strong>del</strong> erario británico)<br />

que las obras públicas no aum<strong>en</strong>tarían el empleo porque el dinero<br />

invertido se detraería al sector privado, que de haber podido disponer de él<br />

habría g<strong>en</strong>erado el mismo nivel de empleo. Tampoco pareceían hacer nada<br />

por mejorar la situación los economistas que afirmaban que había que dejar<br />

que la economía siguiera su curso y los gobiernos cuyo primer instinto, además<br />

de proteger el patrón oro mediante políticas deflacionarias, les llevaba a<br />

aplicar la ortodoxia financiera, equilibrar los presupuestos y reducir gastos.<br />

De hecho, mi<strong>en</strong>tras la Depresión económica continuaba, muchos (<strong>en</strong>tre ellos<br />

J. M. Keynes. que sería el economista más influy<strong>en</strong>te durante los cuar<strong>en</strong>ta<br />

años sigui<strong>en</strong>tes) afirmaban que con esto no hacían sino empeorar las cosas.<br />

Para aquellos de nosotros que vivimos los años de la Gran Depresión todavía<br />

resulta incompr<strong>en</strong>sible que la ortodoxia <strong>del</strong> mercado libre, tan pat<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

desacreditada, haya podido presidir nuevam<strong>en</strong>te un período g<strong>en</strong>eral de<br />

depresión a finales de los años och<strong>en</strong>ta y comi<strong>en</strong>zos de los nov<strong>en</strong>ta, <strong>en</strong> el que<br />

se ha mostrado igualm<strong>en</strong>te incapaz de aportar soluciones. Este extraño f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o<br />

debe servir para recordarnos un gran hecho histórico que ilustra: la<br />

increíble falta de memoria de los teóricos y prácticos de la economía. Es<br />

también una clara ilustración de la necesidad que la sociedad ti<strong>en</strong>e de los historiadores,<br />

que son los «recordadores» profesionales de lo que sus conciudadanos<br />

desean olvidar.<br />

En cualquier caso, ¿qué quedaba de una «economía de mercado libre»<br />

cuando el dominio cada vez mayor de las grandes empresas ridiculizaba el<br />

concepto de «compet<strong>en</strong>cia perfecta» y cuando los economistas que criticaban<br />

a Karl Marx podían comprobar cuan acertado había estado, especialm<strong>en</strong>te al<br />

profetizar la conc<strong>en</strong>tración <strong>del</strong> capital (Leontiev, 1977, p. 78). No era necesario<br />

ser marxista, ni s<strong>en</strong>tirse interesado por la figura de Marx, para compr<strong>en</strong>der<br />

que el capitalismo <strong>del</strong> período de <strong>en</strong>treguerras estaba muy alejado de<br />

la libre compet<strong>en</strong>cia de la economía <strong>del</strong> siglo xix. En efecto, mucho antes <strong>del</strong><br />

hundimi<strong>en</strong>to de Wall Street, un intelig<strong>en</strong>te banquero suizo señaló que la incapacidad<br />

<strong>del</strong> liberalismo económico, y <strong>del</strong> socialismo anterior a 1917, de<br />

pervivir como programas universales, explicaba la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia hacia las «economías<br />

autocráticas», fascista, comunista o bajo los auspicios de grandes<br />

sociedades que actuaban con indep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia de sus accionistas (Somary,<br />

1929, pp. 174 y 193). En los últimos años <strong>del</strong> dec<strong>en</strong>io de 1930, las ortodoxias<br />

liberales de la compet<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> un mercado libre habían desaparecido<br />

hasta tal punto que la economía mundial podía considerarse como un triple<br />

sistema formado por un sector de mercado, un sector intergubernam<strong>en</strong>tal (<strong>en</strong><br />

el que realizaban sus transacciones economías planificadas o controladas<br />

como Japón. Turquía. Alemania y la Unión Soviética) y un sector constituí-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!