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Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

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LA REVOLUCIÓN CULTURAL 341<br />

garantía para una vida de pobreza, pero <strong>en</strong> los modernos estados <strong>del</strong> bi<strong>en</strong>estar,<br />

también garantizaba un mínimo de ingresos y un techo. Las p<strong>en</strong>siones,<br />

los servicios de bi<strong>en</strong>estar social y, finalm<strong>en</strong>te, los c<strong>en</strong>tros geriátricos cuidaban<br />

de los ancianos que vivían solos, y cuyos hijos e hijas ya no podían<br />

hacerse cargo de sus padres <strong>en</strong> sus años finales, o no se s<strong>en</strong>tían obligados a<br />

ello. Parecía natural ocuparse igualm<strong>en</strong>te de otras situaciones que antes<br />

habían sido parte <strong>del</strong> ord<strong>en</strong> familiar, por ejemplo, trasladando la responsabilidad<br />

de cuidar los niños de las madres a las guarderías y jardines de infancia<br />

públicos, como los socialistas, preocupados por las necesidades de las<br />

madres asalariadas, hacía tiempo que exigían.<br />

Tanto los cálculos racionales como el desarrollo histórico parecían apuntar<br />

<strong>en</strong> la misma dirección que varias formas de ideología progresista, incluidas<br />

las que criticaban a la familia tradicional porque perpetuaba la subordinación<br />

de la mujer o de los niños y adolesc<strong>en</strong>tes, o por motivos libertarios de<br />

tipo más g<strong>en</strong>eral. En el aspecto material, lo que los organismos públicos<br />

podían proporcionar era muy superior a lo que la mayoría de las familias<br />

podía dar de sí, bi<strong>en</strong> por ser pobres, bi<strong>en</strong> por otras causas; el hecho de que<br />

los niños de los países democráticos salieran de las guerras mundiales más<br />

sanos y mejor alim<strong>en</strong>tados que antes lo demostraba. Y el hecho de que los<br />

estados <strong>del</strong> bi<strong>en</strong>estar sobrevivieran <strong>en</strong> los países más ricos a finales de siglo,<br />

pese al ataque sistemático de los gobiernos y de los ideólogos partidarios <strong>del</strong><br />

mercado libre, lo confirmaba. Además, <strong>en</strong>tre sociólogos y antropólogos<br />

sociales era un tópico el que, <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, el papel de los lazos de par<strong>en</strong>tesco<br />

«disminuye al aum<strong>en</strong>tar la importancia de las instituciones gubernam<strong>en</strong>tales».<br />

Para bi<strong>en</strong> o para mal, ese papel disminuyó «con el auge <strong>del</strong> individualismo<br />

económico y social <strong>en</strong> las sociedades industriales» (Goody, 1968,<br />

pp. 402-403). En resum<strong>en</strong>, y tal como se había predicho hacía tiempo, la<br />

Gemeinschaft estaba cedi<strong>en</strong>do el puesto a la Gesellschaft; las comunidades, a<br />

individuos unidos <strong>en</strong> sociedades anónimas.<br />

Las v<strong>en</strong>tajas materiales de vivir <strong>en</strong> un mundo <strong>en</strong> donde la comunidad<br />

y la familia estaban <strong>en</strong> decad<strong>en</strong>cia eran, y sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>do, innegables. De<br />

lo que pocos se dieron cu<strong>en</strong>ta fue de lo mucho que la moderna sociedad<br />

industrial había dep<strong>en</strong>dido hasta mediados <strong>del</strong> siglo xx de la simbiosis <strong>en</strong>tre<br />

los viejos valores comunitarios y familiares y la nueva sociedad, y, por lo<br />

tanto, de lo duras que iban a ser las consecu<strong>en</strong>cias de su rápida desintegración.<br />

Eso resultó evid<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la era de la ideología neoliberal, <strong>en</strong> la que la<br />

expresión «los subclase» se introdujo, o se reintrodujo, <strong>en</strong> el vocabulario<br />

sociopolítico de alrededor de 1980. 8 Los subclase eran los que, <strong>en</strong> las sociedades<br />

capitalistas desarrolladas y tras el fin <strong>del</strong> pl<strong>en</strong>o empleo, no podían o<br />

no querían ganarse el propio sust<strong>en</strong>to ni el de sus familias <strong>en</strong> la economía<br />

de mercado (complem<strong>en</strong>tada por el sistema de seguridad social), que parecía<br />

funcionar bastante bi<strong>en</strong> para dos tercios de la mayoría de habitantes de<br />

8. Su equival<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la Gran Bretaña de finales <strong>del</strong> siglo xix era the residuum [«los residuales»].

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