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Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

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132 LA ERA DE LAS CATÁSTROFES<br />

que poco después de concluida la guerra se aceptara <strong>en</strong> todos los países de<br />

Europa la exig<strong>en</strong>cia fundam<strong>en</strong>tal de los agitadores socialistas desde 1889: la<br />

jornada laboral de ocho horas.<br />

Lo que helaba la sangre de los conservadores era la am<strong>en</strong>aza implícita <strong>en</strong><br />

el reforzami<strong>en</strong>to <strong>del</strong> poder de la clase obrera, más que la transformación de<br />

los líderes sindicales y de los oradores de la oposición <strong>en</strong> ministros <strong>del</strong><br />

gobierno, aunque ya esto había resultado amargo. Pert<strong>en</strong>ecían por definición<br />

a «la izquierda» y <strong>en</strong> ese período de disturbios sociales no existía una frontera<br />

clara que los separara de los bolcheviques. De hecho, <strong>en</strong> los años inmediatam<strong>en</strong>te<br />

posteriores al fin de la guerra muchos partidos socialistas se<br />

habrían integrado <strong>en</strong> las filas <strong>del</strong> comunismo si éste no los hubiera rechazado.<br />

No fue a un dirig<strong>en</strong>te comunista, sino al socialista Matteotti a qui<strong>en</strong> Mussolini<br />

hizo asesinar después de la «marcha sobre Roma». Es posible que la<br />

derecha tradicional considerara que la Rusia atea <strong>en</strong>carnaba todo cuanto de<br />

malo había <strong>en</strong> el mundo, pero el levantami<strong>en</strong>to de los g<strong>en</strong>erales españoles <strong>en</strong><br />

1936 no iba dirigido contra los comunistas, <strong>en</strong>tre otras razones porque eran<br />

una pequeña minoría d<strong>en</strong>tro <strong>del</strong> Fr<strong>en</strong>te Popular (véase el capítulo V). Se dirigía<br />

contra un movimi<strong>en</strong>to popular que hasta el estallido de la guerra civil<br />

daba apoyo a los socialistas y los anarquistas. Ha sido una racionalización a<br />

posteriori la que ha hecho de L<strong>en</strong>in y Stalin la excusa <strong>del</strong> fascismo.<br />

Con todo, lo que es necesario explicar es por qué la reacción de la derecha<br />

después de la primera guerra mundial consiguió sus triunfos cruciales<br />

revestida con el ropaje <strong>del</strong> fascismo, puesto que antes de 1914 habían existido<br />

movimi<strong>en</strong>tos extremistas de la ultraderecha que hacían gala de un<br />

nacionalismo y de una x<strong>en</strong>ofobia histéricos, que idealizaban la guerra y la<br />

viol<strong>en</strong>cia, que eran intolerantes y prop<strong>en</strong>sos a utilizar la coerción de las<br />

armas, apasionadam<strong>en</strong>te antiliberales, antidemócratas, antiproletarios, antisocialistas<br />

y antirracionalistas, y que soñaban con la sangre y la tierra y con<br />

el retorno a los valores que la modernidad estaba destruy<strong>en</strong>do. Tuvieron<br />

cierta influ<strong>en</strong>cia política <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de la derecha y <strong>en</strong> algunos círculos intelectuales,<br />

pero <strong>en</strong> ninguna parte alcanzaron una posición dominante.<br />

Lo que les dio la oportunidad de triunfar después de la primera guerra<br />

mundial fue el hundimi<strong>en</strong>to de los viejos regím<strong>en</strong>es y, con ellos, de las viejas<br />

clases dirig<strong>en</strong>tes y de su maquinaria de poder, influ<strong>en</strong>cia y hegemonía. En<br />

los países <strong>en</strong> los que esos regím<strong>en</strong>es se conservaron <strong>en</strong> bu<strong>en</strong> estado no fue<br />

necesario el fascismo. No progresó <strong>en</strong> Gran Bretaña, a pesar de la breve conmoción<br />

a que se ha aludido anteriorm<strong>en</strong>te, porque la derecha conservadora<br />

tradicional siguió controlando la situación, y tampoco consiguió un progreso<br />

significativo <strong>en</strong> Francia hasta la derrota de 1940. Aunque la derecha radical<br />

francesa de carácter tradicional —la Action Francaise monárquica y la Croix<br />

de Feu (Cruz de Fuego) <strong>del</strong> coronel La Rocque— se <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>taba agresivam<strong>en</strong>te<br />

a los izquierdistas, no era exactam<strong>en</strong>te fascista. De hecho, algunos de<br />

sus miembros se <strong>en</strong>rolaron <strong>en</strong> la Resist<strong>en</strong>cia.<br />

El fascismo tampoco fue necesario cuando una nueva clase dirig<strong>en</strong>te<br />

nacionalista se hizo con el poder <strong>en</strong> los países que habían conquistado su

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