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Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

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EL FINAL DEL SOCIALISMO 4 6 7<br />

mant<strong>en</strong>erse a la vez a sí misma sin desviar recursos de la inversión industrial<br />

a la agrícola. En es<strong>en</strong>cia, esto significó sustituir inc<strong>en</strong>tivos «morales» por<br />

«materiales», lo que se tradujo, <strong>en</strong> la práctica, por reemplazar con la casi ilimitada<br />

cantidad de fuerza humana disponible <strong>en</strong> China la tecnología que no<br />

se t<strong>en</strong>ía. Al mismo tiempo, el campo seguía si<strong>en</strong>do la base <strong>del</strong> sistema de<br />

Mao, como lo había sido durante la época guerrillera, y, a difer<strong>en</strong>cia de la<br />

Unión Soviética, el mo<strong>del</strong>o <strong>del</strong> gran salto también lo convirtió <strong>en</strong> el lugar<br />

preferido para la industrialización. Al contrario que la Unión Soviética, la<br />

China de Mao no experim<strong>en</strong>tó un proceso de urbanización masiva. No fue<br />

hasta los años och<strong>en</strong>ta cuando la población rural china bajó <strong>del</strong> 80 por 100.<br />

Pese a lo mucho que nos pueda impresionar el relato de veinte años de<br />

maoísmo, que combinan la inhumanidad y el oscurantismo con los absurdos<br />

surrealistas de las pret<strong>en</strong>siones hechas <strong>en</strong> nombre de los p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos <strong>del</strong><br />

líder divino, no debemos olvidar que, comparado con los niveles de pobreza<br />

<strong>del</strong> tercer mundo, el pueblo chino no iba mal. Al final de la era de Mao,<br />

el consumo medio de alim<strong>en</strong>tos (<strong>en</strong> calorías) de un chino estaba un poco por<br />

<strong>en</strong>cima de la media de todos los países, por <strong>en</strong>cima de 14 países americanos,<br />

de 38 africanos y justo <strong>en</strong> la media de los asiáticos; es decir, muy por <strong>en</strong>cima<br />

de los países <strong>del</strong> sur y sureste de Asia, salvo Malaysia y Singapur (Taylor y<br />

Jodice, 1986, cuadro 4.4). La esperanza media de vida al nacer subió de 35<br />

años <strong>en</strong> 1949 a 68 <strong>en</strong> 1982, a causa, sobre todo, de un espectacular y casi<br />

continuo (con la excepción de los años <strong>del</strong> hambre) desc<strong>en</strong>so <strong>del</strong> índice de<br />

mortalidad (Liu, 1986, pp. 323-324). Puesto que la población china, incluso<br />

tomando <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta la gran hambruna, creció de unos 540 a casi 950 millones<br />

<strong>en</strong>tre 1949 y la muerte de Mao, es evid<strong>en</strong>te que la economía consiguió<br />

alim<strong>en</strong>tarlos —un poco por <strong>en</strong>cima <strong>del</strong> nivel de principios de los cincu<strong>en</strong>ta—,<br />

a la vez que mejoró ligeram<strong>en</strong>te el suministro de ropa (Estadísticas de<br />

China, cuadro T15.1). La educación, incluso <strong>en</strong> los niveles elem<strong>en</strong>tales,<br />

padeció tanto por el hambre, que rebajó la asist<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> 25 millones, como por<br />

la revolución cultural, que la redujo <strong>en</strong> 15 millones. No obstante, no se puede<br />

negar que al morir Mao el número de niños que acudían a la escuela primaria<br />

era seis veces mayor que <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que llegó al poder; o sea,<br />

un 96 por 100 de niños escolarizados, comparado con m<strong>en</strong>os <strong>del</strong> 50 por 100<br />

incluso <strong>en</strong> 1952. Es verdad que hasta <strong>en</strong> 1987 más de una cuarta parte de la<br />

población mayor de 12 años era analfabeta o «semianalfabeta» (<strong>en</strong>tre las<br />

mujeres este porc<strong>en</strong>taje llegaba al 38 por 100), pero no debemos olvidar que<br />

la alfabetización <strong>en</strong> chino es muy difícil, y que sólo una muy pequeña parte<br />

<strong>del</strong> 34 por 100 que había nacido antes de 1949 podía esperarse que la hubiese<br />

adquirido pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te (Estadísticas de China, pp. 69, 70-72 y 695). En<br />

resum<strong>en</strong>, aunque los logros <strong>del</strong> período maoísta puedan no haber impresionado<br />

a los observadores occid<strong>en</strong>tales escépticos —hubo muchos que carecieron<br />

de escepticismo—, habrían impresionado a observadores de la India<br />

o de Indonesia, y no debieron parecerles decepcionantes al 80 por 100 de<br />

habitantes de la China rural, aislados <strong>del</strong> mundo, y cuyas expectativas eran<br />

las mismas que las de sus padres.

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