14.01.2015 Views

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

264 LA EDAD DE ORO<br />

El mundo industrial, desde luego, se expandió por doquier, por los países<br />

capitalistas y socialistas y por el «tercer mundo». En el viejo mundo hubo<br />

espectaculares ejemplos de revolución industrial, como España y Finlandia.<br />

En el mundo <strong>del</strong> «socialismo real» (véase el capítulo XIII) países puram<strong>en</strong>te<br />

agrícolas como Bulgaria y Rumania adquirieron <strong>en</strong>ormes sectores industriales.<br />

En el tercer mundo el asombroso desarrollo de los llamados «países de<br />

reci<strong>en</strong>te industrialización» (NIC [Newly Industrializing Countries]), se produjo<br />

después de la edad de oro, pero <strong>en</strong> todas partes el número de países<br />

dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> primer lugar de la agricultura, por lo m<strong>en</strong>os para financiar<br />

sus importaciones <strong>del</strong> resto <strong>del</strong> mundo, disminuyó de forma notable.<br />

A finales de los och<strong>en</strong>ta ap<strong>en</strong>as quince estados pagaban la mitad o más de<br />

sus importaciones con la exportación de productos agrícolas. Con una sola<br />

excepción (Nueva Zelanda), todos estaban <strong>en</strong> el África subsahariana y<br />

<strong>en</strong> América Latina (FAO, The State of Food, 1989, Apéndice, cuadro 11,<br />

pp. 149-151).<br />

La economía mundial crecía, pues, a un ritmo explosivo. Al llegar los<br />

años ses<strong>en</strong>ta, era evid<strong>en</strong>te que nunca había existido algo semejante. La producción<br />

mundial de manufacturas se cuadruplicó <strong>en</strong>tre principios de los cincu<strong>en</strong>ta<br />

y principios de los set<strong>en</strong>ta, y, algo todavía más impresionante, el<br />

comercio mundial de productos elaborados se multiplicó por diez. Como<br />

hemos visto, la producción agrícola mundial también se disparó, aunque sin<br />

tanta espectacularidad, no tanto (como acostumbraba suceder hasta <strong>en</strong>tonces)<br />

gracias al cultivo de nuevas tierras, sino más bi<strong>en</strong> gracias al aum<strong>en</strong>to de la<br />

productividad. El r<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to de los cereales por hectárea casi se duplicó<br />

<strong>en</strong>tre 1950-1952 y 1980-1982, y se duplicó con creces <strong>en</strong> América <strong>del</strong> Norte,<br />

Europa occid<strong>en</strong>tal y Extremo Ori<strong>en</strong>te. Las flotas pesqueras mundiales,<br />

mi<strong>en</strong>tras tanto, triplicaron sus capturas antes de volver a sufrir un desc<strong>en</strong>so<br />

(World Resources, 1986, pp. 47 y 142).<br />

Hubo un efecto secundario de esta extraordinaria explosión que ap<strong>en</strong>as si<br />

recibió at<strong>en</strong>ción, aunque, visto desde la actualidad, ya pres<strong>en</strong>taba un aspecto<br />

am<strong>en</strong>azante: la contaminación y el deterioro ecológico. Durante la edad de<br />

oro ap<strong>en</strong>as se fijó nadie <strong>en</strong> ello, salvo los <strong>en</strong>tusiastas de la naturaleza y otros<br />

protectores de las rarezas humanas y naturales, porque la ideología <strong>del</strong> progreso<br />

daba por s<strong>en</strong>tado que el creci<strong>en</strong>te dominio de la naturaleza por parte<br />

<strong>del</strong> hombre era la justa medida <strong>del</strong> avance de la humanidad. Por eso, la<br />

industrialización de los países socialistas se hizo totalm<strong>en</strong>te de espaldas a las<br />

consecu<strong>en</strong>cias ecológicas que iba a traer la construcción masiva de un sistema<br />

industrial más bi<strong>en</strong> arcaico basado <strong>en</strong> el hierro y <strong>en</strong> el carbón. Incluso <strong>en</strong><br />

Occid<strong>en</strong>te, el viejo lema <strong>del</strong> hombre de negocios decimonónico «Donde hay<br />

suciedad, hay oro» (o sea, la contaminación es dinero) aún resultaba convinc<strong>en</strong>te,<br />

sobre todo para los constructores de carreteras y los promotores inmobiliarios<br />

que descubrieron los increíbles b<strong>en</strong>eficios que podían hacerse <strong>en</strong><br />

especulaciones infalibles <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de máxima expansión <strong>del</strong> siglo.<br />

Todo lo que había que hacer era esperar a que el valor de los solares edificables<br />

se disparase hasta la estratosfera. Un solo edificio bi<strong>en</strong> situado podía

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!