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Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

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302 LA EDAD DE ORO<br />

Esto nos lleva inevitablem<strong>en</strong>te más allá de la estratificación social, ya que<br />

el nuevo colectivo estudiantil era también, por definición, un grupo de edad<br />

jov<strong>en</strong>, es decir, <strong>en</strong> una fase temporal estable d<strong>en</strong>tro de su paso por la vida, e<br />

incluía también una compon<strong>en</strong>te fem<strong>en</strong>ina muy grande y <strong>en</strong> rápido crecimi<strong>en</strong>to,<br />

susp<strong>en</strong>dida <strong>en</strong>tre la mutabilidad de su edad y la inmutabilidad de su<br />

sexo. Más a<strong>del</strong>ante abordaremos el surgimi<strong>en</strong>to de una cultura juv<strong>en</strong>il específica,<br />

que vinculaba a los estudiantes con el resto de su g<strong>en</strong>eración, y de la nueva<br />

conci<strong>en</strong>cia fem<strong>en</strong>ina, que también iba más allá de las universidades. Los<br />

grupos de jóv<strong>en</strong>es, aún no as<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> la edad adulta, son el foco tradicional<br />

<strong>del</strong> <strong>en</strong>tusiasmo, el alboroto y el desord<strong>en</strong>, como sabían hasta los rectores de<br />

las universidades medievales, y las pasiones revolucionarias son más habituales<br />

a los dieciocho años que a los treinta y cinco, como les han dicho g<strong>en</strong>eraciones<br />

de padres europeos burgueses a g<strong>en</strong>eraciones de hijos y (luego) de<br />

hijas incrédulos. En realidad, esta cre<strong>en</strong>cia estaba tan arraigada <strong>en</strong> la cultura<br />

occid<strong>en</strong>tal, que la clase dirig<strong>en</strong>te de varios países —<strong>en</strong> especial la mayoría de<br />

los latinos de ambas orillas <strong>del</strong> Atlántico— daba por s<strong>en</strong>tada la militancia<br />

estudiantil, incluso hasta la lucha armada de guerrillas, de las jóv<strong>en</strong>es g<strong>en</strong>eraciones,<br />

lo cual, <strong>en</strong> todo caso, era prueba de una personalidad más <strong>en</strong>érgica que<br />

apática. Los estudiantes de San Marcos <strong>en</strong> Lima (Perú), se decía <strong>en</strong> broma,<br />

«hacían el servicio revolucionario» <strong>en</strong> alguna secta ultramaoísta antes de s<strong>en</strong>tar<br />

la cabeza como profesionales serios y apolíticos de clase media, mi<strong>en</strong>tras<br />

el resto de ese desgraciado país continuaba con su vida normal (Lynch, 1990).<br />

Los estudiantes mexicanos apr<strong>en</strong>dieron pronto a) que el estado y el aparato<br />

<strong>del</strong> partido reclutaban sus cuadros fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las universidades, y<br />

b) que cuanto más revolucionarios fues<strong>en</strong> como estudiantes, mejores serían<br />

los empleos que les ofrecerían al lic<strong>en</strong>ciarse. Incluso <strong>en</strong> la respetable Francia,<br />

el ex maoísta de principios de los set<strong>en</strong>ta que hacía más tarde una brillante<br />

carrera como funcionario estatal se convirtió <strong>en</strong> una figura familiar.<br />

No obstante, esto no explica por qué colectivos de jóv<strong>en</strong>es que estaban a<br />

las puertas de un futuro mucho mejor que el de sus padres o, por lo m<strong>en</strong>os,<br />

que el de muchos no estudiantes, se s<strong>en</strong>tían atraídos —con raras excepciones—<br />

por el radicalismo político. 5 En realidad, un alto porc<strong>en</strong>taje de los estudiantes<br />

no era así, sino que prefería conc<strong>en</strong>trarse <strong>en</strong> obt<strong>en</strong>er el título que le<br />

garantizaría el futuro, pero éstos resultaban m<strong>en</strong>os visibles que la minoría<br />

—aunque, de todos modos, numéricam<strong>en</strong>te importante— de los políticam<strong>en</strong>te<br />

activos, sobre todo al dominar estos últimos los aspectos visibles de la<br />

vida universitaria con manifestaciones públicas que iban desde paredes ll<strong>en</strong>as<br />

de pintadas y carteles hasta asambleas, manifestaciones y piquetes. De todos<br />

modos, incluso este grado de radicalismo era algo nuevo <strong>en</strong> los países desa-<br />

5. Entre esas raras excepciones destaca Rusia, donde, a difer<strong>en</strong>cia de los demás países<br />

comunistas de la Europa <strong>del</strong> Este y de China, los estudiantes nunca fueron un grupo destacado<br />

ni influy<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los años de hundimi<strong>en</strong>to <strong>del</strong> comunismo. El movimi<strong>en</strong>to democrático ruso ha<br />

sido descrito como «una revolución de cuar<strong>en</strong>tones», observada por una juv<strong>en</strong>tud despolitizada<br />

y desmoralizada (Riordan. 1991).

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