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Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

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128 LA ERA DE LAS CATÁSTROFES<br />

dominado por el clericalismo rural. De igual manera, la desintegración de los<br />

movimi<strong>en</strong>tos proletarios socialistas y obreros clásicos de finales <strong>del</strong> siglo xx<br />

han dejado el terr<strong>en</strong>o libre al chauvinismo y al racismo instintivos de muchos<br />

trabajadores manuales. Hasta ahora, aunque lejos de ser inmunes a ese tipo<br />

de s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos, habían dudado de expresarlos <strong>en</strong> público por su lealtad a<br />

unos partidos que los rechazaban <strong>en</strong>érgicam<strong>en</strong>te. Desde los años ses<strong>en</strong>ta, la<br />

x<strong>en</strong>ofobia y el racismo político de la Europa occid<strong>en</strong>tal es un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o que<br />

se da principalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre los trabajadores manuales. Sin embargo, <strong>en</strong> los<br />

dec<strong>en</strong>ios de incubación <strong>del</strong> fascismo se manifestaba <strong>en</strong> los grupos que no se<br />

manchaban las manos <strong>en</strong> el trabajo.<br />

Las capas medias y medias bajas fueron la espina dorsal de esos movimi<strong>en</strong>tos<br />

durante todo el período de vig<strong>en</strong>cia <strong>del</strong> fascismo. Esto no lo niegan<br />

ni siquiera los historiadores que se propon<strong>en</strong> revisar el cons<strong>en</strong>so de «virtualm<strong>en</strong>te»<br />

cualquier análisis <strong>del</strong> apoyo a los nazis realizado <strong>en</strong>tre 1930 y 1980<br />

(Childers, 1983; Childers, 1991, pp. 8 y 14-15). Consideremos tan sólo uno<br />

de los numerosos casos <strong>en</strong> que se ha estudiado la afiliación y el apoyo de<br />

dichos movimi<strong>en</strong>tos: el de Austria <strong>en</strong> el período de <strong>en</strong>treguerras. De los<br />

nacionalsocialistas elegidos como concejales <strong>en</strong> Vi<strong>en</strong>a <strong>en</strong> 1932, el 18 por 100<br />

eran trabajadores por cu<strong>en</strong>ta propia, el 56 por 100 eran trabajadores administrativos,<br />

oficinistas y funcionarios, y el 14 por 100 obreros. De los nazis elegidos<br />

<strong>en</strong> cinco asambleas austríacas de fuera de Vi<strong>en</strong>a <strong>en</strong> ese mismo año, el<br />

16 por 100 eran trabajadores por cu<strong>en</strong>ta propia y campesinos, el 51 por 100<br />

oficinistas, etc., y el 10 por 100 obreros no especializados (Lars<strong>en</strong> et ai,<br />

1978, pp. 766-767).<br />

No quiere ello decir que los movimi<strong>en</strong>tos fascistas no gozaran de apoyo<br />

<strong>en</strong>tre las clases obreras m<strong>en</strong>os favorecidas. Fuera cual fuere la composición<br />

de sus cuadros, el apoyo a los Guardias de Hierro rumanos procedía de los<br />

campesinos pobres. Una gran parte <strong>del</strong> electorado <strong>del</strong> movimi<strong>en</strong>to de los Flecha<br />

Cruz húngaros pert<strong>en</strong>ecía a la clase obrera (el Partido Comunista estaba<br />

prohibido y el Partido Socialdemócrata, siempre reducido, pagaba el precio<br />

de ser tolerado por el régim<strong>en</strong> de Horthy) y, tras la derrota de la socialdemocracia<br />

austríaca <strong>en</strong> 1934, se produjo un importante trasvase de trabajadores<br />

hacia el Partido Nazi, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> las provincias. Además, una vez que<br />

los gobiernos fascistas habían adquirido legitimidad pública, como <strong>en</strong> Italia<br />

y Alemania, muchos más trabajadores comunistas y socialistas de los que la<br />

tradición izquierdista está dispuesta a admitir <strong>en</strong>traron <strong>en</strong> sintonía con los<br />

nuevos regím<strong>en</strong>es. No obstante, dado que el fascismo t<strong>en</strong>ía dificultades para<br />

atraer a los elem<strong>en</strong>tos tradicionales de la sociedad rural (salvo donde, como<br />

<strong>en</strong> Croacia, contaban con el refuerzo de organizaciones como la Iglesia católica)<br />

y que era el <strong>en</strong>emigo jurado de las ideologías y partidos id<strong>en</strong>tificados<br />

con la clase obrera organizada, su principal apoyo natural residía <strong>en</strong> las capas<br />

medias de la sociedad.<br />

Hasta qué punto caló el fascismo <strong>en</strong> la clase media es una cuestión sujeta<br />

a discusión. Ejerció, sin duda, un fuerte atractivo <strong>en</strong>tre los jóv<strong>en</strong>es de clase<br />

media, especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre los estudiantes universitarios de la Europa conti-

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