14.01.2015 Views

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

LA REVOLUCIÓN SOCIAL, 1945-1990 315<br />

No es de extrañar que los políticos com<strong>en</strong>zaran a cortejar esta nueva conci<strong>en</strong>cia<br />

fem<strong>en</strong>ina, sobre todo la izquierda, cuyos partidos, por culpa <strong>del</strong> declive<br />

de la conci<strong>en</strong>cia de clase obrera, se habían visto privados de parte de su<br />

antiguo electorado.<br />

Sin embargo, la misma amplitud de la nueva conci<strong>en</strong>cia fem<strong>en</strong>ina y de<br />

sus intereses convierte <strong>en</strong> insufici<strong>en</strong>te toda explicación hecha a partir tan sólo<br />

<strong>del</strong> análisis <strong>del</strong> papel cambiante de las mujeres <strong>en</strong> la economía. Sea como<br />

sea, lo que cambió <strong>en</strong> la revolución social no fue sólo el carácter de ias actividades<br />

fem<strong>en</strong>inas <strong>en</strong> la sociedad, sino también el papel desempeñado por la<br />

mujer o las expectativas conv<strong>en</strong>cionales acerca de cuál debía ser ese papel, y<br />

<strong>en</strong> particular las ideas sobre el papel público de la mujer y su promin<strong>en</strong>cia<br />

pública. Y es que, si bi<strong>en</strong> cambios trasc<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tales como la <strong>en</strong>trada <strong>en</strong> masa<br />

de mujeres casadas <strong>en</strong> el mercado laboral era de esperar que produjes<strong>en</strong> cambios<br />

consigui<strong>en</strong>tes, no t<strong>en</strong>ía por qué ser así, como atestigua la URSS, donde<br />

(después <strong>del</strong> abandono de las aspiraciones utópico-revolucionarias de los<br />

años veinte) las mujeres casadas se habían <strong>en</strong>contrado <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral con la doble<br />

carga de las viejas responsabilidades familiares y de responsabilidades<br />

nuevas como asalariadas, sin que hubiera cambio alguno <strong>en</strong> las relaciones<br />

<strong>en</strong>tre ambos sexos o <strong>en</strong> el ámbito público o el privado. En cualquier caso, los<br />

motivos por los que las mujeres <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, y las casadas <strong>en</strong> particular, se<br />

lanzaron a buscar trabajo remunerado no t<strong>en</strong>ían que estar necesariam<strong>en</strong>te<br />

relacionados con su punto de vista sobre la posición social y los derechos de<br />

la mujer, sino que podían deberse a la pobreza, a la prefer<strong>en</strong>cia de los empresarios<br />

por la mano de obra fem<strong>en</strong>ina <strong>en</strong> vez de masculina por ser más barata<br />

y tratable, o simplem<strong>en</strong>te al número cada vez mayor —sobre todo <strong>en</strong> el<br />

mundo subdesarrollado— de mujeres <strong>en</strong> el papel de cabezas de familia. La<br />

emigración masiva de hombres, como la <strong>del</strong> campo a las ciudades de Suráfrica,<br />

o de zonas de África y Asia a los estados <strong>del</strong> golfo Pérsico, dejó inevitablem<strong>en</strong>te<br />

a las mujeres <strong>en</strong> casa como responsables de la economía familiar.<br />

Tampoco hay que olvidar las matanzas, no indiscriminadas <strong>en</strong> lo que al<br />

sexo se refiere, de las grandes guerras, que dejaron a la Rusia de después<br />

de 1945 con cinco mujeres por cada tres hombres.<br />

Pese a todo, los indicadores de que exist<strong>en</strong> cambios significativos, revolucionarios<br />

incluso, <strong>en</strong> lo que esperan las mujeres de sí mismas y lo que el<br />

mundo espera de ellas <strong>en</strong> cuanto a su lugar <strong>en</strong> la sociedad, son innegables. La<br />

nueva importancia que adquirieron algunas mujeres <strong>en</strong> la política resulta evid<strong>en</strong>te,<br />

aunque no puede utilizarse como indicador directo de la situación <strong>del</strong><br />

conjunto de las mujeres <strong>en</strong> los países afectados. Al fin y al cabo, el porc<strong>en</strong>taje<br />

de mujeres <strong>en</strong> los parlam<strong>en</strong>tos electos de la machista América Latina<br />

(11 por 100) de los och<strong>en</strong>ta era considerablem<strong>en</strong>te más alto que el porc<strong>en</strong>taje<br />

de mujeres <strong>en</strong> las asambleas equival<strong>en</strong>tes de la más «emancipada» —con los<br />

datos <strong>en</strong> la mano— Norteamérica. Del mismo modo, una parte importante de<br />

las mujeres que ahora, por vez primera, se <strong>en</strong>contraban a la cabeza de estados<br />

y de gobiernos <strong>en</strong> el mundo subdesarrollado se vieron <strong>en</strong> esa situación por<br />

her<strong>en</strong>cia familiar: Indira Gandhi (India, 1966-1984), B<strong>en</strong>azir Bhut-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!