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Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

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336 LA EDAD DE ORO<br />

cas que qui<strong>en</strong>es v<strong>en</strong>dían productos de consumo y servicios habían descubierto<br />

que eran más eficaces para la v<strong>en</strong>ta.<br />

Se daba tácitam<strong>en</strong>te por s<strong>en</strong>tado que el mundo estaba compuesto por<br />

varios miles de millones de seres humanos, definidos por el hecho de ir <strong>en</strong><br />

pos de la satisfacción de sus propios deseos, incluy<strong>en</strong>do deseos hasta <strong>en</strong>tonces<br />

prohibidos o mal vistos, pero ahora permitidos, no porque se hubieran<br />

convertido <strong>en</strong> moralm<strong>en</strong>te aceptables, sino porque los compartía un gran<br />

número de egos. Así, hasta los años nov<strong>en</strong>ta, la liberalización se quedó <strong>en</strong> el<br />

límite de la legalización de las drogas, que continuaron estando prohibidas<br />

con más o m<strong>en</strong>os severidad, y con un alto grado de ineficacia. Y es que a<br />

partir de fines de los años ses<strong>en</strong>ta se desarrolló un gran mercado de cocaína,<br />

sobre todo <strong>en</strong>tre la clase media alta de Norteamérica y, algo después, de<br />

Europa occid<strong>en</strong>tal. Este hecho, al igual que el crecimi<strong>en</strong>to anterior y más plebeyo<br />

<strong>del</strong> mercado de la heroína (también, sobre todo, <strong>en</strong> los Estados Unidos),<br />

convirtió por primera vez el crim<strong>en</strong> <strong>en</strong> un negocio de auténtica importancia<br />

(Arlacchi, 1983, pp. 215 y 208).<br />

IV<br />

La revolución cultural de fines <strong>del</strong> siglo xx debe, pues, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derse como<br />

el triunfo <strong>del</strong> individuo sobre la sociedad o, mejor, como la ruptura de los<br />

hilos que hasta <strong>en</strong>tonces habían imbricado a los individuos <strong>en</strong> el tejido<br />

social. Y es que este tejido no sólo estaba compuesto por las relaciones reales<br />

<strong>en</strong>tre los seres humanos y sus formas de organización, sino también por<br />

los mo<strong>del</strong>os g<strong>en</strong>erales de esas relaciones y por las pautas de conducta que<br />

era de prever que siguies<strong>en</strong> <strong>en</strong> su trato mutuo los individuos, cuyos papeles<br />

estaban predeterminados, aunque no siempre escritos. De ahí la inseguridad<br />

traumática que se producía <strong>en</strong> cuanto las antiguas normas de conducta se<br />

abolían o perdían su razón de ser, o la incompr<strong>en</strong>sión <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es s<strong>en</strong>tían<br />

esa desaparición y qui<strong>en</strong>es eran demasiado jóv<strong>en</strong>es para haber conocido otra<br />

cosa que una sociedad sin reglas.<br />

Así, un antropólogo brasileño de los años och<strong>en</strong>ta describía la t<strong>en</strong>sión de<br />

un varón de clase media, educado <strong>en</strong> la cultura mediterránea <strong>del</strong> honor y la<br />

vergü<strong>en</strong>za de su país, <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tado al suceso cada vez más habitual de que un<br />

grupo de atracadores le exigiera el dinero y am<strong>en</strong>azase con violar a su novia.<br />

En tales circunstancias, se esperaba tradicionalm<strong>en</strong>te que un caballero protegiese<br />

a la mujer, si no al dinero, aunque le costara la vida, y que la mujer prefiriese<br />

morir antes que correr una suerte t<strong>en</strong>ida por «peor que la muerte». Sin<br />

embargo, <strong>en</strong> la realidad de las grandes ciudades de fines <strong>del</strong> siglo xx era<br />

poco probable que la resist<strong>en</strong>cia salvara el «honor» de la mujer o el dinero.<br />

Lo razonable <strong>en</strong> tales circunstancias era ceder, para impedir que los agresores<br />

perdies<strong>en</strong> los estribos y causaran serios daños o incluso llegaran a matar.<br />

En cuanto al honor de la mujer, definido tradicionalm<strong>en</strong>te como la virginidad<br />

antes <strong>del</strong> matrimonio y la total fi<strong>del</strong>idad a su marido después, ¿qué era lo que

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