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Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

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LAS ARTES. 1914-1945 191<br />

estaba a favor de la revolución, y <strong>en</strong> cuanto al movimi<strong>en</strong>to que lo sucedió, el<br />

surrealismo, su única dificultad estribaba <strong>en</strong> decidir con qué grupo de la<br />

revolución alinearse: la mayoría <strong>del</strong> movimi<strong>en</strong>to escogió a Trotsky fr<strong>en</strong>te a<br />

Stalin. El eje Berlín-Moscú, que mo<strong>del</strong>ó <strong>en</strong> gran parte la cultura de la República<br />

de Weimar, se sust<strong>en</strong>taba <strong>en</strong> unas simpatías políticas comunes. Mies<br />

van der Rohe construyó, por <strong>en</strong>cargo <strong>del</strong> Partido Comunista alemán, un<br />

monum<strong>en</strong>to a los líderes espartaquistas asesinados, Karl Liebknecht y Rosa<br />

Luxemburg. Gropius, Bruno Taut (1880-1938), Le Corbusier, Hannes Meyer<br />

y muchos otros miembros de la Bauhaus aceptaron <strong>en</strong>cargos <strong>del</strong> estado<br />

soviético —<strong>en</strong> unos mom<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> que la Gran Depresión hacía que la URSS<br />

fuera atractiva para los arquitectos occid<strong>en</strong>tales no sólo por razones ideológicas,<br />

sino también profesionales—. Se radicalizó incluso el cine alemán, por<br />

lo g<strong>en</strong>eral poco comprometido políticam<strong>en</strong>te. Un bu<strong>en</strong> expon<strong>en</strong>te de ello es el<br />

excel<strong>en</strong>te director G. W. Pabst (1885-1967), más interesado <strong>en</strong> la mujer que<br />

<strong>en</strong> los asuntos públicos, y que más tarde no dudaría <strong>en</strong> trabajar con los nazis,<br />

pero que <strong>en</strong> los últimos años de la República de Weimar fue autor de algunas<br />

de las películas más radicales <strong>del</strong> mom<strong>en</strong>to, como La ópera de cuatro cuartos<br />

de Brecht-Weill.<br />

El gran drama de los artistas modernos, tanto de izquierdas como de<br />

derechas, era que los rechazabn los movimi<strong>en</strong>tos de masas a los que pert<strong>en</strong>ecían<br />

y los políticos de esos movimi<strong>en</strong>tos (y, por supuesto, también sus<br />

adversarios). Con la excepción parcial <strong>del</strong> fascismo italiano, influido por el<br />

futurismo, los nuevos regím<strong>en</strong>es autoritarios, tanto de derechas como de<br />

izquierdas, preferían, <strong>en</strong> arquitectura, los edificios y perspectivas monum<strong>en</strong>tales,<br />

anticuados y grandiosos; <strong>en</strong> pintura y escultura, las repres<strong>en</strong>taciones<br />

simbólicas; <strong>en</strong> el arte teatral, las interpretaciones elaboradas de los clásicos,<br />

y <strong>en</strong> literatura, la moderación ideológica. Hitler era un artista frustrado que<br />

finalm<strong>en</strong>te descubrió a un jov<strong>en</strong> arquitecto compet<strong>en</strong>te, Albert Speer, capaz<br />

de llevar a la práctica sus proyectos colosales. Sin embargo, ni Mussolini, ni<br />

Stalin, ni Franco, todos los cuales inspiraron sus propios mastodontes arquitectónicos,<br />

albergaban inicialm<strong>en</strong>te tal tipo de ambiciones personales. En<br />

consecu<strong>en</strong>cia, ni el vanguardismo alemán ni el ruso sobrevivieron a la llegada<br />

al poder de Hitler y de Stalin, y los dos países, punta de lanza de lo<br />

más progresista y distinguido de las artes de los años veinte, desaparecieron<br />

prácticam<strong>en</strong>te de la esc<strong>en</strong>a cultural.<br />

Desde nuestro punto de vista podemos apreciar mejor que sus contemporáneos<br />

el desastre cultural que supuso el triunfo de Hitler y de Stalin, es<br />

decir, hasta qué punto las artes vanguardistas hundían sus raíces <strong>en</strong> el suelo<br />

revolucionario de Europa c<strong>en</strong>tral y ori<strong>en</strong>tal. Lo mejor de las artes parecía<br />

proceder de los lugares sacudidos por la revolución. No era sólo que las autoridades<br />

culturales de los regím<strong>en</strong>es políticos revolucionarios concedieran<br />

mayor reconocimi<strong>en</strong>to oficial (esto es, mayor apoyo material) a los artistas<br />

revolucionarios que los regím<strong>en</strong>es conservadores a los que sustituían, aun<br />

cuando sus autoridades políticas mostraran escaso <strong>en</strong>tusiasmo por sus obras.<br />

Anatol Lunacharsky, «Comisario de Educación», fom<strong>en</strong>tó el vanguardismo,

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