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Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

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9 6 LA ERA DE LAS CATÁSTROFES<br />

Se han apuntado varias razones para explicar ese estancami<strong>en</strong>to, por<br />

ejemplo, que la principal economía nacional <strong>del</strong> mundo, los Estados Unidos,<br />

estaba alcanzando la situación de autosufici<strong>en</strong>cia, excepto <strong>en</strong> el suministro de<br />

algunas materias primas, y que nunca había t<strong>en</strong>ido una gran dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia <strong>del</strong><br />

comercio exterior. Sin embargo, incluso <strong>en</strong> países que siempre habían desarrollado<br />

una gran actividad comercial, como Gran Bretaña y los países escandinavos,<br />

se hacía pat<strong>en</strong>te la misma t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia. Los contemporáneos creían ver<br />

una causa más evid<strong>en</strong>te de alarma, y probablem<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>ían razón. Todos los<br />

estados hacían cuanto estaba <strong>en</strong> su mano para proteger su economía fr<strong>en</strong>te a<br />

las am<strong>en</strong>azas <strong>del</strong> exterior, es decir, fr<strong>en</strong>te a una economía mundial que se<br />

hallaba <strong>en</strong> una difícil situación.<br />

Al principio, tanto los ag<strong>en</strong>tes económicos como los gobiernos esperaban<br />

que, una vez superadas las perturbaciones causadas por la guerra, volvería la<br />

situación de prosperidad económica anterior a 1914, que consideraban normal.<br />

Ciertam<strong>en</strong>te, la bonanza inmediatam<strong>en</strong>te posterior a la guerra, al m<strong>en</strong>os<br />

<strong>en</strong> los países que no sufrieron los efectos de la revolución y de la guerra<br />

civil, parecía un signo prometedor, aunque tanto las empresas como los<br />

gobiernos veían con recelo el <strong>en</strong>orme fortalecimi<strong>en</strong>to <strong>del</strong> poder de la clase<br />

obrera y de sus sindicatos, porque haría que aum<strong>en</strong>taran los costes de producción<br />

al exigir mayores salarios y m<strong>en</strong>os horas de trabajo. Sin embargo, el<br />

reajuste resultó más difícil de lo esperado. Los precios y la prosperidad se<br />

derrumbaron <strong>en</strong> 1920, socavando el poder de la clase obrera —el desempleo<br />

no volvió a desc<strong>en</strong>der <strong>en</strong> Gran Bretaña muy por debajo <strong>del</strong> 10 por 100 y los<br />

sindicatos perdieron la mitad de sus afiliados <strong>en</strong> los doce años sigui<strong>en</strong>tes— y<br />

desequilibrando de nuevo la balanza <strong>en</strong> favor de los empresarios. A pesar de<br />

ello, la prosperidad continuaba sin llegar.<br />

El mundo anglosajón, los países que habían permanecido neutrales y<br />

Japón hicieron cuanto les fue posible para iniciar un proceso deflacionario,<br />

esto es, para int<strong>en</strong>tar que sus economías retornaran a los viejos y firmes principios<br />

de la moneda estable garantizada por una situación financiera sólida y<br />

por el patrón oro, que no había resistido los embates de la guerra. Lo consiguieron<br />

<strong>en</strong> alguna medida <strong>en</strong>tre 1922 y 1926. En cambio, <strong>en</strong> la gran zona de<br />

la derrota y las convulsiones sociales que se ext<strong>en</strong>día desde Alemania, <strong>en</strong> el<br />

oeste, hasta la Rusia soviética, <strong>en</strong> el este, se registró un hundimi<strong>en</strong>to espectacular<br />

<strong>del</strong> sistema monetario, sólo comparable al que sufrió una parte <strong>del</strong><br />

mundo poscomunista después de 1989. En el caso extremo —Alemania <strong>en</strong><br />

1923— el valor de la moneda se redujo a una millonésima parte <strong>del</strong> de 1913,<br />

lo que equivale a decir que la moneda perdió completam<strong>en</strong>te su valor. Incluso<br />

<strong>en</strong> casos m<strong>en</strong>os extremos, las consecu<strong>en</strong>cias fueron realm<strong>en</strong>te dramáticas.<br />

El abuelo <strong>del</strong> autor, cuya póliza de seguros v<strong>en</strong>ció durante el período de<br />

inflación austriaca, : contaba que cobró esa gran suma <strong>en</strong> moneda devaluada,<br />

2. En el siglo xix, al final <strong>del</strong> cual los precios eran mucho más bajos que <strong>en</strong> su inicio, la<br />

población estaba tan acostumbrada a la estabilidad o al desc<strong>en</strong>so de los precios, que la palabra<br />

inflación bastaba para definir lo que ahora llamamos «hiperinflación».

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