14.01.2015 Views

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

5 1 4 EL DERRUMBAMIENTO<br />

g<strong>en</strong>eral <strong>en</strong> un universo perceptivo difer<strong>en</strong>te, abigarrado y heterogéneo. Las<br />

impresiones s<strong>en</strong>sitivas, incluso las ideas, podían llegarles simultáneam<strong>en</strong>te<br />

desde todos los fr<strong>en</strong>tes (mediante una combinación de titulares e imág<strong>en</strong>es,<br />

texto y anuncios <strong>en</strong> la página de un diario, el sonido <strong>en</strong> los auriculares mi<strong>en</strong>tras<br />

el ojo pasa revista a la página, mediante la yuxtaposición de imag<strong>en</strong>, voz,<br />

letra escrita y sonido), todo ello asimilado periféricam<strong>en</strong>te, a m<strong>en</strong>os que, por<br />

un instante, algo llamase su at<strong>en</strong>ción. Esta había sido la forma <strong>en</strong> que durante<br />

mucho tiempo la g<strong>en</strong>te de ciudad había v<strong>en</strong>ido experim<strong>en</strong>tando la calle, <strong>en</strong><br />

donde t<strong>en</strong>ían lugar ferias populares y <strong>en</strong>tret<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>tos circ<strong>en</strong>ses, algo con que<br />

los artistas y críticos estaban familiarizados desde el romanticismo. La novedad<br />

consistía <strong>en</strong> que la tecnología impregnaba de arte la vida cotidiana privada<br />

o pública. Nunca antes había sido tan difícil escapar de una experi<strong>en</strong>cia<br />

estética. La «obra de arte» se perdía <strong>en</strong> una corri<strong>en</strong>te de palabras, de sonidos,<br />

de imág<strong>en</strong>es, <strong>en</strong> el <strong>en</strong>torno universal de lo que un día habríamos llamado arte.<br />

¿Podía seguir llamándose así Para qui<strong>en</strong>es aún se preocupaban por estas<br />

cosas, las grandes obras duraderas todavía podían id<strong>en</strong>tificarse, aunque <strong>en</strong> las<br />

zonas desarrolladas <strong>del</strong> mundo las obras que habían sido creadas de forma<br />

exclusiva por un solo individuo y que podían id<strong>en</strong>tificarse sólo con él se<br />

hicieron cada vez más marginales. Y lo mismo pasó, con la excepción de los<br />

edificios, con las obras de creación o construcción que no habían sido diseñadas<br />

para la reproducción. ¿Podía el arte seguir si<strong>en</strong>do juzgado y calificado<br />

con las mismas pautas que regían la valoración de estas materias <strong>en</strong> los grandes<br />

días de la civilización burguesa Sí y no. Medir el mérito por la cronología<br />

nunca había conv<strong>en</strong>ido al arte: las obras de creación nunca habían sido<br />

mejores simplem<strong>en</strong>te porque fueran antiguas, como p<strong>en</strong>saron <strong>en</strong> el R<strong>en</strong>acimi<strong>en</strong>to,<br />

o porque fues<strong>en</strong> más reci<strong>en</strong>tes que otras, como sost<strong>en</strong>ían los vanguardistas.<br />

Este último criterio se convirtió <strong>en</strong> absurdo a finales <strong>del</strong> siglo xx,<br />

al mezclarse con los intereses económicos de las industrias de consumo que<br />

obt<strong>en</strong>ían sus b<strong>en</strong>eficios <strong>del</strong> corto ciclo de la moda con v<strong>en</strong>tas instantáneas y<br />

<strong>en</strong> masa de artículos para un uso breve e int<strong>en</strong>sivo.<br />

Por otro lado, <strong>en</strong> las artes todavía era posible y necesario aplicar la distinción<br />

<strong>en</strong>tre lo serio y lo trivial, <strong>en</strong>tre lo bu<strong>en</strong>o y lo malo, la obra profesional y<br />

la <strong>del</strong> aficionado. Tanto más necesario por cuanto había partes interesadas que<br />

negaban tales distinciones, aduci<strong>en</strong>do que el mérito sólo podía medirse <strong>en</strong> virtud<br />

de las cifras de v<strong>en</strong>ta, o que eran elitistas, o bi<strong>en</strong> sost<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do, como los<br />

posmodernos, que no podían hacerse distinciones objetivas de ningún tipo. En<br />

realidad, solam<strong>en</strong>te los ideólogos o los v<strong>en</strong>dedores def<strong>en</strong>dían <strong>en</strong> público estos<br />

puntos de vista absurdos, mi<strong>en</strong>tras que <strong>en</strong> privado la mayoría de ellos sabía<br />

distinguir <strong>en</strong>tre lo bu<strong>en</strong>o y lo malo. En 1991 un joyero británico que t<strong>en</strong>ía<br />

gran éxito <strong>en</strong> el mercado de masas provocó un gran escándalo al admitir <strong>en</strong><br />

una confer<strong>en</strong>cia ante hombres de negocios que sus b<strong>en</strong>eficios procedían de<br />

v<strong>en</strong>der basura a g<strong>en</strong>te que no t<strong>en</strong>ía gusto para nada mejor. El joyero, a difer<strong>en</strong>cia<br />

de los teóricos posmodernos, sabía que los juicios de calidad formaban<br />

parte de la vida.<br />

Pero si tales juicios eran todavía posibles, ¿t<strong>en</strong>ían aún significado <strong>en</strong> un

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!