14.01.2015 Views

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

5 3 0 EL DERRUMBAMIENTO<br />

por Rutherford <strong>en</strong> 1911 <strong>en</strong> Manchester —un triunfo de la imaginación experim<strong>en</strong>tal<br />

y el fundam<strong>en</strong>to de la moderna física nuclear y de lo que se convirtió<br />

<strong>en</strong> «gran ci<strong>en</strong>cia»—, fue que los electrones describían órbitas alrededor<br />

de este núcleo a la manera de un sistema solar <strong>en</strong> miniatura. No obstante,<br />

cuando se investigó la estructura de átomos individuales, <strong>en</strong> especial la <strong>del</strong><br />

de hidróg<strong>en</strong>o realizada <strong>en</strong> 1912-1913 por Niels Bohr, que conocía la teoría de<br />

los «cuantos» de Max Planck, los resultados mostraron, una vez más, un profundo<br />

conflicto <strong>en</strong>tre lo que hacían los electrones y, empleando sus propias<br />

palabras, «el cuerpo de concepciones, de una admirable coher<strong>en</strong>cia, que se<br />

ha dado <strong>en</strong> llamar, con toda corrección, la teoría electrodinámica clásica»<br />

(Holton, 1970, p. 1.028). El mo<strong>del</strong>o de Bohr funcionaba, es decir, poseía una<br />

brillante pot<strong>en</strong>cia explicativa y predictiva, pero era «bastante irracional y<br />

absurdo» desde el punto de vista de la mecánica newtoniana clásica y, <strong>en</strong><br />

cualquier caso, no daba ninguna idea de lo que sucedía <strong>en</strong> realidad d<strong>en</strong>tro <strong>del</strong><br />

átomo cuando un electrón «saltaba» o pasaba de alguna manera de una órbita<br />

a otra, o de lo que sucedía <strong>en</strong>tre el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que era descubierto <strong>en</strong> una y<br />

aquel <strong>en</strong> que aparecía <strong>en</strong> otra.<br />

Les sucedía lo que les ocurrió a las certidumbres de la propia ci<strong>en</strong>cia a<br />

medida que se fue vi<strong>en</strong>do cada vez más claro que el mismo proceso de observar<br />

f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>os a nivel subatómico los modificaba: por esta razón, cuanto con<br />

más precisión queramos saber la posición de una partícula atómica, m<strong>en</strong>os<br />

certeza t<strong>en</strong>dremos acerca de su velocidad. Como se ha dicho de todos los<br />

medios para observar detalladam<strong>en</strong>te dónde está «realm<strong>en</strong>te» un electrón,<br />

«mirarlo es hacerlo desaparecer» (Weisskopf, 1980, p. 37). Esta fue la paradoja<br />

que un brillante y jov<strong>en</strong> físico alemán, Werner Heis<strong>en</strong>berg, g<strong>en</strong>eralizó<br />

<strong>en</strong> 1927 con el famoso «principio de indeterminación» que lleva su nombre.<br />

El mero hecho de que el nombre haga hincapié <strong>en</strong> la indeterminación o intertidumbre<br />

resulta significativo, puesto que indica qué es lo que preocupaba a<br />

los exploradores <strong>del</strong> nuevo universo ci<strong>en</strong>tífico a medida que dejaban tras de<br />

sí las certidumbres <strong>del</strong> universo antiguo. No es que ellos mismos dudas<strong>en</strong> o<br />

que obtuvies<strong>en</strong> resultados dudosos. Por el contrario, sus predicciones teóricas,<br />

por raras y poco plausibles que fues<strong>en</strong>, fueron verificadas por las observaciones<br />

y los experim<strong>en</strong>tos rutinarios, a partir <strong>del</strong> mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que la teoría<br />

g<strong>en</strong>eral de la relatividad de Einstein (1915) pareció verse probada <strong>en</strong> 1919<br />

por una expedición británica que, al observar un eclipse, comprobó que la luz<br />

de algunas estrellas distantes se desviaba hacia el Sol, como había predicho<br />

la teoría. A efectos prácticos, la física de las partículas estaba tan sujeta a la<br />

regularidad y era tan predecible corno la física de Newton, si bi<strong>en</strong> de forma<br />

distinta y, <strong>en</strong> todo caso, Newton y Galileo seguían si<strong>en</strong>do válidos <strong>en</strong> el nivel<br />

supraatómico. Lo que ponía nerviosos a los ci<strong>en</strong>tíficos era que no sabían<br />

cómo conciliar lo antiguo con lo moderno.<br />

Entre 1924 y 1927 las dualidades que habían preocupado a los físicos<br />

durante el primer cuarto de siglo fueron eliminadas, o más bi<strong>en</strong> soslayadas,<br />

gracias a un brillante golpe dado por la física matemática: la construcción de<br />

la «mecánica cuántica», que se desarrolló casi simultáneam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> varios

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!