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Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

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2 68 LA EDAD DE ORO<br />

punto de vista, excepto <strong>en</strong> un solo s<strong>en</strong>tido: más que cualquier época anterior,<br />

la edad de oro descansaba sobre la investigación ci<strong>en</strong>tífica más avanzada y a<br />

m<strong>en</strong>udo abstrusa, que ahora <strong>en</strong>contraba una aplicación práctica al cabo de<br />

pocos años. La industria e incluso la agricultura superaron por primera vez<br />

decisivam<strong>en</strong>te la tecnología <strong>del</strong> siglo xix (véase el capítulo XVIII).<br />

Tres cosas de este terremoto tecnológico sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong> al observador. Primero,<br />

transformó completam<strong>en</strong>te la vida cotidiana <strong>en</strong> los países ricos e incluso,<br />

<strong>en</strong> m<strong>en</strong>or medida, <strong>en</strong> los pobres, donde la radio llegaba ahora hasta las<br />

aldeas más remotas gracias a los transistores y a las pilas miniaturizadas de<br />

larga duración, donde la «revolución verde» transformó el cultivo <strong>del</strong> arroz y<br />

<strong>del</strong> trigo y las sandalias de plástico sustituyeron a los pies descalzos. Todo<br />

lector europeo de este libro que haga un inv<strong>en</strong>tario rápido de sus pert<strong>en</strong><strong>en</strong>cias<br />

personales podrá comprobarlo. La mayor parte <strong>del</strong> cont<strong>en</strong>ido de la nevera<br />

o <strong>del</strong> congelador (ninguno de los cuales hubiera figurado <strong>en</strong> la mayoría de<br />

los hogares <strong>en</strong> 1945) es nuevo: alim<strong>en</strong>tos liofilizados, productos de granja<br />

avícola, carne ll<strong>en</strong>a de <strong>en</strong>zimas y de productos químicos para alterar su<br />

sabor, o incluso manipulada para «imitar cortes deshuesados de alta calidad»<br />

(Considine, 1982, pp. 1.164 ss.), por no hablar de productos frescos importados<br />

<strong>del</strong> otro lado <strong>del</strong> mundo por vía aérea, algo que antes hubiera sido<br />

imposible.<br />

Comparada con 1950, la proporción de materiales naturales o tradicionales<br />

—madera natural, metales tratados a la antigua, fibras o rell<strong>en</strong>os naturales,<br />

incluso las cerámicas de nuestras cocinas, el mobiliario <strong>del</strong> hogar y<br />

nuestras ropas— ha bajado <strong>en</strong>ormem<strong>en</strong>te, aunque el coro de alabanzas que<br />

rodea a todos los productos de las industrias de higi<strong>en</strong>e personal y belleza ha<br />

sido tal, que ha llegado a minimizar (exagerándolo sistemáticam<strong>en</strong>te) el grado<br />

de novedad de su producción, más variada y cada vez mayor. Y es que la<br />

revolución tecnológica p<strong>en</strong>etró <strong>en</strong> la conci<strong>en</strong>cia <strong>del</strong> consumidor hasta tal<br />

punto, que la novedad se convirtió <strong>en</strong> el principal atractivo a la hora de v<strong>en</strong>derlo<br />

todo, desde deterg<strong>en</strong>tes sintéticos (surgidos <strong>en</strong> los años cincu<strong>en</strong>ta) hasta<br />

ord<strong>en</strong>adores portátiles. La premisa era que «nuevo» no sólo quería decir<br />

algo mejor, sino también revolucionario.<br />

En cuanto a productos que repres<strong>en</strong>taron novedades tecnológicas visibles,<br />

la lista es interminable y no precisa de com<strong>en</strong>tarios: la televisión; los discos<br />

de vinilo (los LPs aparecieron <strong>en</strong> 1948), seguidos por las cintas magnetofónicas<br />

(las cassettes aparecieron <strong>en</strong> los años ses<strong>en</strong>ta) y los discos compactos; los<br />

pequeños radiotransistores portátiles —el primero que tuvo este autor fue un<br />

regalo de un amigo japonés de finales de los años cincu<strong>en</strong>ta—; los relojes<br />

digitales, las calculadoras de bolsillo, primero a pilas y luego con <strong>en</strong>ergía<br />

solar; y luego los demás compon<strong>en</strong>tes de los equipos electrónicos, fotográficos<br />

y de vídeo domésticos. No es lo m<strong>en</strong>os significativo de estas innovaciones<br />

el sistemático proceso de miniaturización de los productos: la portabilidad,<br />

que aum<strong>en</strong>tó inm<strong>en</strong>sam<strong>en</strong>te su gama y su mercado pot<strong>en</strong>ciales. Sin embargo,<br />

acaso el mejor símbolo de la revolución tecnológica sean productos a los que<br />

ésta ap<strong>en</strong>as pareció alterar, aunque <strong>en</strong> realidad los hubiese transformado de

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