14.01.2015 Views

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

Historia del Siglo XX - Biblioteca Virtual en Salud

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

160 LA ERA DE LAS CATÁSTROFES<br />

una idea igualm<strong>en</strong>te apriorística de lo que su país y su imperio «def<strong>en</strong>dían»<br />

y no podían sacrificar. En el caso de Winston Churchill, la paradoja reside <strong>en</strong><br />

el hecho de que ese gran romántico, que se había equivocado <strong>en</strong> sus valoraciones<br />

políticas casi siempre desde 1914 —incluidos sus planteami<strong>en</strong>tos de<br />

estrategia militar, de los que estaba tan orgulloso—, era realista <strong>en</strong> esa sola<br />

cuestión de Alemania.<br />

Por su parte, los políticos realistas, partidarios <strong>del</strong> apaciguami<strong>en</strong>to, mostraban<br />

una falta total de realismo al evaluar la situación, incluso <strong>en</strong> 1938-<br />

1939, cuando cualquier observador at<strong>en</strong>to compr<strong>en</strong>día ya que era imposible<br />

alcanzar un acuerdo negociado con Hitler. Eso explica la tragicomedia que se<br />

vivió durante los meses de marzo-septiembre de 1939, que desembocó <strong>en</strong> una<br />

guerra que nadie deseaba, <strong>en</strong> un mom<strong>en</strong>to y <strong>en</strong> un lugar que nadie (ni siquiera<br />

Alemania) quería y que dejó a Francia y Gran Bretaña sin saber qué era lo<br />

que, como beligerantes, debían hacer, hasta que fueron barridas por la Blitzkrieg<br />

de 1940. Pese a <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarse a una evid<strong>en</strong>cia que no podían negar, los<br />

apaciguadores de Gran Bretaña y Francia no se decidieron a negociar seriam<strong>en</strong>te<br />

con Stalin para concertar una alianza, sin la cual la guerra no podía ni<br />

posponerse ni ganarse, y sin la cual las garantías contra un ataque alemán que<br />

Neville Chamberlain había dado con cierta ligereza a los países de Europa<br />

ori<strong>en</strong>tal —sin ni siquiera consultar o informar a la URSS, por increíble que<br />

pueda parecer— eran papel mojado. Londres y París no deseaban la guerra. A<br />

lo sumo, estaban dispuestas a hacer una demostración de fuerza que sirviera<br />

como elem<strong>en</strong>to de disuasión. No consiguieron impresionar a Hitler, ni tampoco<br />

a Stalin, cuyos negociadores pedían <strong>en</strong> vano propuestas para realizar operaciones<br />

estratégicas conjuntas <strong>en</strong> el Báltico. Cuando los ejércitos alemanes<br />

avanzaban hacia Polonia, el gobierno de Neville Chamberlain seguía dispuesto<br />

a negociar con Hitler, tal como éste había previsto (Watt, 1989, p. 215).<br />

Hitler se equivocó <strong>en</strong> sus cálculos y los estados occid<strong>en</strong>tales le declararon<br />

la guerra, no porque sus gobernantes la desearan, sino porque la política<br />

de Hitler desde el pacto de Munich minó la posición de los apaciguadores.<br />

Fue él qui<strong>en</strong> movilizó contra el fascismo a las masas hasta <strong>en</strong>tonces indecisas.<br />

La ocupación alemana de Checoslovaquia <strong>en</strong> marzo de 1939 fue el<br />

episodio que decidió a la opinión pública de Gran Bretaña a resistir al fascismo.<br />

A su vez, ello forzó la decisión <strong>del</strong> gobierno británico, hasta <strong>en</strong>tonces<br />

remiso, y éste forzó a su vez al gobierno francés, al que no le quedó otra<br />

opción que alinearse junto a su único aliado efectivo. Por primera vez, la<br />

lucha contra la Alemania de Hitler no dividió, sino que unió a los británicos,<br />

aunque todavía sin consecu<strong>en</strong>cias. Cuando los alemanes destruyeron Polonia<br />

de manera rápida e implacable y se repartieron sus despojos con Stalin, que<br />

se retiró a una neutralidad cond<strong>en</strong>ada a no durar, una «extraña guerra» sucedió<br />

<strong>en</strong> Occid<strong>en</strong>te a una paz inviable.<br />

Ningún tipo de Realpolitik puede explicar la actitud de los apaciguadores<br />

después <strong>del</strong> episodio de Munich. Una vez se hubo llegado a la conclusión de<br />

que la guerra era inmin<strong>en</strong>te —¿quién podía dudarlo <strong>en</strong> 1939—, lo único que<br />

cabía hacer era prepararse para ella lo mejor posible, pero eso no se hizo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!