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La sordoceguera - APSA

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actitudes, valores y percepciones.<br />

<strong>La</strong> actitud social puede tener de hecho un gran impacto en la integración escolar y diversos<br />

autores han analizado esta dimensión de manera explícita. Ya el informe Warnock (1990) recogía<br />

dicho aspecto al referirse a los criterios según los cuales se había de llevar a cabo la escolarización.<br />

Así indicaba: “Los cambios organizativos y los recursos adicionales no serán suficientes por sí<br />

mismos para alcanzar nuestros fines. Tienen que ir acompañados de cambios en las actitudes.<br />

Tampoco basta con que estos cambios de actitud se limiten a personas dedicadas a la educación<br />

especial, sino que son necesarios en la opinión pública en general” (Warnock, M. 1990, p. 24).<br />

Existen ciertos grupos cuyas actitudes son especialmente relevantes en el proceso de<br />

integración escolar, tales como maestros, padres, alumnos con discapacidad y el resto de los<br />

alumnos. Resulta difícil determinar las actitudes de cada uno de estos grupos específicos, no sólo<br />

por la dificultad que entraña la valoración de las actitudes en sí, sino también por la variabilidad que<br />

ofrecen las experiencias que los distintos individuos hayan podido tener en relación con la<br />

discapacidad. Muchas veces el problema para los alumnos sordociegos es que no se les oferta ni<br />

siquiera la posibilidad de tener esa experiencia integradora. <strong>La</strong>s actitudes negativas surgen a<br />

priori ante la gravedad de la afectación. No obstante, existe evidencia de que las actitudes negativas<br />

- 192 -<br />

LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.<br />

pueden modificarse, dando lugar a una interacción social positiva. A continuación vamos a<br />

referirnos a algunos de los numerosos trabajos que han investigado este tema de gran transcendencia<br />

para abordar la educación de un niño sordociego.<br />

En este sentido, por ejemplo, Pearman, E.L. y colaboradores llevaron a cabo en 1992 un<br />

estudio en un distrito escolar de Colorado (USA.) para determinar la opción y actitudes del personal<br />

escolar respecto a la integración de todos los alumnos en la escuela ordinaria. Los datos obtenidos<br />

pusieron de manifiesto diferencias significativas entre las actitudes de los maestros de distintos<br />

niveles educativos, hecho que sugiere la necesidad de una planificación estructurada y cooperativa de<br />

la integración.<br />

En la misma línea Ahmad Beh-Pajooh (1992) ha investigado el efecto del contacto social en<br />

las actitudes de maestros de escuela superior hacia sus alumnos deficientes mentales severos y su<br />

integración educativa. Los resultados del estudio que llevó a cabo muestran que una preparación<br />

adecuada para trabajar con este tipo de alumnos, las experiencias de previos contactos con ellos y el<br />

sistema educativo, favorecen la expresión de actitudes positivas hacia los alumnos deficientes<br />

severos o graves en general y su integración.<br />

Chazan, M. (1994) en un trabajo ha recogido los resultados de diferentes estudios sobre las<br />

actitudes de los maestros de aulas integradas hacia sus alumnos con problemas de conducta, uno de<br />

los grupos más difíciles de integrar. Su revisión de la literatura pone de manifiesto que muchos de<br />

estos maestros consideran negativa la inclusión de alumnos caracteriales en el aula ordinaria y<br />

muestran poca tolerancia hacia ellos. El autor indica que para tratar de modificar la actitud negativa<br />

de estos maestros hay que tener en cuenta los siguientes puntos :<br />

1. Gran parte del estrés que experimentan se debe a las crecientes demandas que se les hace y<br />

los limitados recursos que se les ofrecen.<br />

2. Algunos de los alumnos con problemas serios de conducta requieren definitivamente ser<br />

educados en un medio especial.<br />

3. <strong>La</strong> preparación de los maestros de aulas integradas ha de orientarse no sólo a los<br />

contenidos que éstos han de enseñar, sino también, y de modo primordial, a los sentimientos de los<br />

propios maestros.<br />

4. Los maestros no siempre muestran entusiasmo a la hora de modificar sus prácticas.<br />

5. Los alumnos y sus padres, así como los maestros, psicólogos y otros profesionales,<br />

deben participar en cualquier proyecto orientado a mejorar las condiciones de escolarización de estos<br />

alumnos con problemas de conducta en la aula ordinaria (Chazan, M., 1994, p. 261-274).<br />

El autor reconoce que existen múltiples barreras para modificar las actitudes negativas del<br />

personal docente, pero afirma que pueden superarse ofreciendo a los mismos el apoyo y recursos<br />

necesarios. Con el fin de que estas afirmaciones no sean consideradas únicamente como bellas<br />

utopías, se recogen en el trabajo algunos proyectos exitosos en este campo78. Una explicación<br />

78Tales como el proyecto ESMHP (Elementary School Mental Health Proyect), programa preventivo<br />

establecido en Otawa (Canada); dos proyectos, uno de apoyo ante la conducta perturbadora y otro de

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