La sordoceguera - APSA

planteamiento con que nos aproximemos al colectivo de sordociegos. Así, la noción de
deficiencia, en el sentido de déficit o anomalía, la hace corresponder con la integración física; la
de inadaptación como discapacidad o incapacidad con la integración funcional; y la de hándicap
con las de integración social y societal. Es decir, establece una estrecha relación entre los planos
conceptual e ideológico.
En línea con lo anterior, se suele hablar de tres niveles de integración: escolar, laboral y
social ( Dueñas, 1991). Ello supone situarse en un punto de vista más práctico, más bien
sectorial, identificando los niveles con los aspectos parciales de la actividad del niño sordociego en
los que se lleve, o pueda llevarse a cabo, la integración, aunque sin perder de vista el sentido
unitario y global que ésta debe tener. Tales niveles son usualmente aceptados tanto en la literatura
como en la práctica educativa.
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A través de la abundante documentación existente sobre el tema, la integración escolar
es contemplada como la clave de todo el proceso integrador (Monereo, 1985).151 La escuela
constituye el primer ambiente extraño, no familiar, con el que debe enfrentarse el niño sordociego,
constituyendo, casi siempre, un entorno representativo del marco social en el que se vive. Dada la
gran importancia que tiene el rol de la escuela en su proceso global de integración-normalización, el
futuro éxito de la integración social del niño sordociego dependerá con toda seguridad, de la
prontitud y adecuación con que se produzcan su escolarización en un sistema escolar lo menos
restrictivo posible.
En dicho proceso, todos los elementos implicados: el profesorado, los padres, el centro, los
alumnos, los equipos psicopedagógicos, la administración educativa, otras instituciones
representativas como la ONCE,... deben conducir a que ese anee sordociego alcance un status
satisfactorio como persona y llegue a desempeñar el rol que le corresponde en la sociedad como
apuntaba Dueñas (1991) en relación a los distintos colectivos de minusválidos.
Con un sistema escolar, pues, bien planificado y debidamente estructurado, es muy posible
que se alcancen ciertos resultados de importancia. Así alumnos considerados normales o en su
defecto no-sordociegos se harán más tolerantes y sociables, aprenderán a ayudar a sus otros
compañeros, y, en definitiva, irán teniendo una mayor capacidad humana, lo que les facilitará el
150A título de ejemplo, mencionaremos que en el Programa Comunitario de la U.E. en favor de los
minusválidos -conocido como Programa HELIOS y especialmente orientado hacia la integración- se
establecen acciones de los tres tipos citados, es decir, de integración escolar, de integración económica y
de integración social.
151La integración escolar se configura como un proceso gradual y dinámico, donde la educación que se
ofrece en las escuelas ordinarias se hace más diferenciada, es decir, tiene en cuenta la heterogeneidad de
los alumnos, presuponiendo para todos un mismo contexto, en el que se ha de hacer todo lo posible por
conseguir la participación máxima de “todos” los alumnos en “todos” los entornos y actividades.
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LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.
saber vivir en sociedad, aceptando plenamente a las personas con cualquier tipo de discapacidades.
También, los anees sordociegos gozarán de un ambiente más estimulador, más enriquecedor
y, sobre todo, más real, para la adquisición de habilidades de autonomía, sociales, cognitivas,
aprendizaje, ...
Y la sociedad puede, también, beneficiarse, ya que esta innovación educativa supone una
reducción de costos, al hacerse innecesaria la duplicidad de ciertos servicios de transporte, sanitarios,
de apoyo,... garantizando, además, el éxito de la convivencia de todos sus miembros.
3. Parámetros verticales del programa psicoeducativo.
Junto a la anterior pespectiva de parámetros de carácter más bien horizontal, surgen otros
niveles de concrección, yuxtapuestos, y apoyados en una máxima verticalidad operativa. Debe
apreciarse que los caminos para la integración, como señala Sánchez-Llamosa (1980) pasan
necesariamente por tres áreas de actividades básicas:
1. Sector “primario”, que afectan principalmente a la calidad de vida del colectivo de
personas sordociegas. Se refieren sobre todo a los cuidados de salud, a la educación y a la formación
para el trabajo, al disfrute de una vivienda apropiada y, en su caso, a los beneficios de la asistencia
social mediante la creación de servicios especiales permanentes.
2. Sector ”laboral”, en las cuales los sordociegos puedan desarrollar un trabajo útil,
estable y remunerado con el que atender a su propio mantenimiento, y a través de él alcanzar la