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La sordoceguera - APSA

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idea de continuum establece un polo formado por las dificultades para aprender -el objetivo contra el<br />

que hay que luchar en la Educación Especial-; y de otro extremo, no hay en la mayor parte de los<br />

casos deficiencias únicas, sino concomitantes unas con otras en mayor o en menor grado.<br />

Desde el punto de vista pragmático escolar, y con el fin de sistematizar las metodologías<br />

específicas que a cada grupo de deficientes conviene, se acepta comúnmente la siguiente tipología,<br />

dónde quedaría añadida la <strong>sordoceguera</strong> como otra categoría diagnóstica independiente:<br />

a. Deficiencias motrices y afecciones orgánicas varias.<br />

b. Trastornos del carácter.<br />

c. Deficiencias auditivas.<br />

d. Retraso mental.<br />

e. Trastornos de la palabra y el lenguaje.<br />

f. Deficiencias visuales.<br />

g. Deficiencias múltiples o asociadas.<br />

h. Sordoceguera.272<br />

272Es parte de nuestra propuesta fruto del presente diseño de investigación.<br />

- 920 -<br />

LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.<br />

5. Algunos antecedentes históricos educativos<br />

de los anees sordociegos.<br />

Siempre no ha ocurrido así, la cuestión fundamental sería indagar el porqué. ...Sujetos<br />

“diferentes”, es decir personas sordociegas, han existido a lo largo de la historia de la humanidad.<br />

Pero ha tenido que pasar muchos siglos para que las actitudes sociales en favor de ellos se<br />

decantasen hacia un reconocimiento de sus posibilidades y necesidades para la actualización de las<br />

mismas.<br />

<strong>La</strong>s corrientes de pensamiento subyacentes en la filosofía de las civilizaciones, las creencias<br />

y la escasez de conocimientos científicos en torno a las causas y síntomas de las personas<br />

diferentes por padecer una <strong>sordoceguera</strong> constituyen los principales factores determinantes de las<br />

extremas reacciones de los hombres ante el problema. Se ha elicitado esencialmente dos posturas:<br />

A. De rechazo, que llega incluso al aniquilamiento en algunos casos (en Grecia, a toda<br />

persona que nacía con algún defecto se le arrojaba por el monte Taigueto al río Ilotas). En la Edad<br />

Media se creía que las taras humanas eran producto del castigo divino. Desde entonces hasta<br />

comienzos del siglo XIX estaban mezclados en hospitales, manicomios o cárceles con enfermos<br />

mentales, sordos, “trisómicos 21”, sordociegos, epilépticos, criminales y delincuentes. E incluso ya<br />

en el siglo XIX (1859) Darwin, en su libro “El origen de las especies”, habla de la inconveniencia<br />

para la especie humana de que se reproduzcan personas que padecen defectos corporales o mentales.<br />

B. De protección, pues la dulzura, la ingenuidad, el candor, la ternura y la dependencia<br />

propias de algunos deficientes eran interpretados como símbolos de la presencia divina. El astrólogo<br />

Tycho Brathe, por ejemplo, tenía un “idiota” a su lado al que pedía consejo.<br />

Estas dos actitudes se han mantenido a lo largo de los tiempos y aún hoy en la actualidad se<br />

puede decir que persiste tal ambivalencia. Efectivamente, la mentalización para que se acepte su<br />

presencia y se integren en el cuerpo social como personas sordociegas con necesidades especiales,<br />

supone un proceso lento y lleno de inconvenientes. Es, sin lugar a dudas, “duro” conseguir que esta<br />

mentalización penetre en la totalidad de las capas. Sencillamente la dificultad se acrecienta cuando<br />

nos enfrentamos a una deficiencia tan puntual y cuyo índice de incidencia es minoritario. Lo que es<br />

lo mismo, es mucho más difícil que dicha sensibilidad cale en todos los estratos sociales, a no ser<br />

que la implicación profesional o familiar permita el contacto con los problemas relativos al ámbito<br />

de la <strong>sordoceguera</strong>.<br />

Así pues, los orígenes de la educación de sujetos sordociegos estrictamente considerados<br />

como población escolar, son relativamente recientes, aunque atisbos educativos quedan sumergidos,<br />

solapados o entrelazados en los antecedentes históricos de deficientes psíquicos, visuales y<br />

auditivos.<br />

<strong>La</strong> primera puntualización importante es que la historia de la educación de personas<br />

sordociegas tiende a identificarse con la historia de los problemas psíquicos o/y sensoriales. Y<br />

aunque el grupo de los retrasados mentales ocupa un protagonismo fundamental entre las personas<br />

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