La sordoceguera - APSA

derivadas de la dualidad del problema. El futuro de los sordociegos depende de la existencia de estos
programas y de la eficiencia de los especialistas en este campo.
Por otra parte, hay que hacer hincapié en que los sordociegos siguen necesitando una serie de
servicios una vez concluídas su educación y su rehabilitación. Carece de sentido su preparación si
después no se les ofrecen oportunidades para manifestar sus capacidades y no pueden aplicar sus
conocimientos. La rehabilitación de un sordociego no concluye hasta que no se le integra dentro del
engranaje social. Por esta razón es necesaria en cada caso una completa evaluación que permita
determinar todas sus posibilidades futuras para integrase tanto comunitaria como laboral y
socialmente. A partir de esta evaluación, se podrán prever las opciones futuras de cada persona
sordociega y orientar en consecuencia los programas hacia los objetivos adecuados.
Entre la población sordociega se distinguen dos grupos, cuyas necesidades deben abordarse de
una manera distinta:
*Uno está formado por aquéllos que alcanza un grado de funcionamiento limitado (CI -70).
Por lo general, suelen tener otras minusvalías asociadas a su sordoceguera. Requieren programas
muy estructurados, así como una supervisión en entornos protegidos, con salidas o talleres o
centros especiales de empleo.
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LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.
*El segundo grupo está formado por las personas que presentan un nivel medio-alto de
funcionamiento (CI +70). La gran mayoría de ellos gozan de unas buenas cualidades para la
adquisición de conocimientos y para la relación con sus semejantes.
Los principales obstáculos con los que se encuentran los sordociegos son los relativos a la
comunicación y la movilidad como ya hemos comentado anteriormente, presentándose fuera de los
programas específicamente para ellos y/o fuera de su entorno habitual. Para superarlos son
necesarios todo tipo de recursos de carácter humano y técnico. Por ejemplo, el acceso a una
formación más amplia, ajena a los programas específicos para sordociegos, sólo podrá realizarse a
través de una persona de apoyo, entrenada para realizar la función de guía-intérprete, que actúe
como nexo entre el sordociego y su entorno.
Además de posibilitar el acceso a la enseñanza integrada, ya sea de tipo superior, FP o de
capacitación laboral, la ayuda del guía-intérprete permite también la participación del sordociego en
actividades socioculturales, así como en cualquier otra situación en la que sea necesaria su
intervención. Es esencial que los sordociegos puedan disponer de esta ayuda al menos durante unas
horas a la semana, cuando no a tiempo total. Este servicio existe en algunos países y, gracias a
ello, numerosas personas sordociegas han alcanzado importantes logros. En USA, por ejemplo, son
ya más de un centenar los que han conseguido graduarse en centros de enseñanza superior desde que
Hellen Keller, nuestro gran y mítico ejemplo, consiguiera el primer título universitario a principios
de este siglo. Las necesidades generales de los sordociegos han sido expuestas en la Declaración
de los Derechos Básicos de los Sordociegos, presentada en la “IV Conferencia Mundial Helen
Keller”, (Estocolmo, 1989). Todos deberíamos dirigir nuestros esfuerzos a cumplir, en la medida de
lo posible, dichas resoluciones, fundamentales para la atención y asistencia.
Aunque el empleo para los sordociegos es uno de los problemas más difíciles con que se
encuentran a nivel de colectivo poblacional. Los obstáculos más comunes para el acceso al empleo
son, entre otros: la comunicación, el desplazamiento desde el domicilio al lugar de trabajo y
viceversa, la adaptación del puesto y la integración en la cadena de trabajo. Vivimos en una sociedad
competitiva que exige unos niveles de capacitación y productividad muy altos para conseguir y
mantener un empleo. Todas las posibilidades de los sordociegos, en este aspecto, están en que
puedan ofrecer un rendimiento laboral aceptable. Por otra parte, es necesario concienciar a la
comunidad y a los empresarios sobre el potencial de los sordociegos como trabajadores.
En la actualidad, la ONCE es la única empresa que cuenta con sordociegos entre sus
empleados como comenta Daniel Alvarez (1993). Trabajan en la venta del cupón, en tareas de
imprenta y encuadernación, como auxiliares de biblioteca y, en algunos casos, desempeñando
puestos de responsabilidad. Sin embargo, hay una gran cantidad de sordociegos que necesitan una
ocupación. Por ello, una de las mayores preocupaciones del Departamento de Sordociegos de dicha
institución consiste en buscar, de manera realista y objetiva, salidas laborales. Por último, es
importante expresar a éste nuestro agradecimiento por el enorme apoyo que está prestando, y que
auspicia buenos augurios para el futuro de los anees sordociegos en la búsqueda de un compromiso