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La sordoceguera - APSA

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“análisis de alumno” (Howell et al., 1979), asumiendo la noción interactiva sujeto-medio que<br />

pregoniza el actual concepto n.e.e., un paso firme de camino hacia la meta de la respuesta educativa<br />

a la diversidad.<br />

Toda esta argumentación se traduce en que los déficits del alumno, que se manifiestan a lo<br />

largo de las situaciones de aprendizaje y de tiempo, pueden reducirse a través de la eliminación de<br />

ciertas conductas. Por lo tanto dicha posición asume significativamente:<br />

- <strong>La</strong> importancia del “proceso” frente a la exclusividad del “producto”, pues mantiene una<br />

concepción positiva del aprendizaje, haciendo una especial mención a los procesos de aprendizaje, ya<br />

que se parte de la base que las conductas pueden aprenderse, sin importar la severidad de las<br />

dificultades que obstaculicen dicha adquisición.<br />

- Muchas veces la simples y manoseadas “etiquetas” deben ser subsumidas en vías de una<br />

mejor aproximación al problema. Es preferible ajustarse a una descripción más pormenorizada de la<br />

situación que someterse a la facilidad de encorsetamiento generalizada de categorías. Los déficits<br />

como características no pueden ser apreciados positivamente o alterados, y por tanto deben ser<br />

“ignorados” muchas veces desde el punto de vista de la enseñanza (Ysseldike y Salvia, 1978).<br />

En definitiva, al apoyar dicho discurso de trabajo, estamos en condiciones de configurar el<br />

soporte básico conceptual para la identificación de “las habilidades que deben aprender los niños para<br />

alcanzar los objetivos establecidos para su educación“ (Solty y Bull, 1987, p. 34 ). <strong>La</strong> mencionada<br />

valoración plantea la necesidad de establecer un verdadero proceso contínuo. Un continuum<br />

- 393 -<br />

J. Inmaculada Sánchez Casado. Tesis Doctoral LA SORDOCEGUERA.<br />

temporal, dado por los desplazamientos establecidos por el propio progreso en el aprendizaje. Así a<br />

lo largo del tiempo, el aprendizaje del niño sordociego día tras día, hora tras hora, en su clase o en<br />

su jornada de ocio implica una determinación inicial de entrada, un nivel de partida que posibilite la<br />

valoración como respuesta a la enseñanza, es decir, la valoración criterial o de dominio, en<br />

contraposición a la valoración normativa. Un norma general que establece un límite alrededor del<br />

cúal se puede identificar los déficits como las dificultades que presentan aquellos alumnos, referidas,<br />

peyorativamente algunas veces, al modelo clínico-médico o del déficit.<br />

Podemos representar a continuación esquemáticamente el proceso, en el que la valoración<br />

cumple una función primordial para la definición del propio proceso de enseñanza-aprendizaje. Todo<br />

ello es factible merced a un sistema subsidiario, el de retroalimentación. No obstante, para<br />

identificar las siguientes secuencias de aprendizaje es necesario partir de los datos iniciales, por lo<br />

tanto esta derivación de la programación puede ser considerada como parte del trabajo secuencial<br />

curricular o de progreso “tendencia” que oriente nuestra futura intervención psicoeducativa.<br />

En el gráfico de la página siguiente el proceso comenzaría con una valoración inicial de las<br />

habilidades del alumno sordociego en cuestión, cuyos resultados permiten situarle en la secuencia de<br />

objetivos, es decir ubicar su perfil en un nivel específico de escala. A continuación se establecen los<br />

procedimientos metodológicos, materiales curriculares, estrategias de aprendizaje, disposicion de<br />

clase,... para facilitar a ese alumno alcanzar de manera secuencial los diferentes objetivos que<br />

establecen la propuesta, generada a partir de la determinación del nivel de entrada.<br />

El progreso, por consiguiente, es dirigido; y la valoración puede ser utilizada como estrategia<br />

de reajuste para modificar objetivos o/y estrategias metodológicas. Tal planteamiento baraja entre<br />

sus nudos de justificación el llegar a alcanzar toda una valoración formativa.<br />

Así pués, la valoración criterial o de base curricular, podemos caracterizarla en referencia<br />

a:<br />

-Representa una aproximación en la que las realizaciones del alumno sordociego son<br />

valoradas según unos determinados criterios o dominios, y comprende: análisis de tareas,<br />

establecimiento de niveles de entrada, objetivos y referencias a patrones aproximativos, a criterios<br />

evolutivos de desarrollo.<br />

-Requiere que el currículum sea definido como una serie de adquisiciones, dominios o tareas,<br />

las cuales son secuenciadas y expresadas en forma de items u objetivos-conducta.<br />

*Permite la descomposición de una habilidad o destreza, que debe ser objeto de aprendizaje,<br />

en una serie de componentes comportamentales, de tareas más sencillas tanto en cantidad como en<br />

calidad, graduándose seriamente el itinerario de trabajo a seguir. El grado de descomposición estará<br />

en función de las necesidades especiales de cada niño, la clase de <strong>sordoceguera</strong> que padezca, así como<br />

el nivel de desarrollo en que se encuentre.

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