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La sordoceguera - APSA

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memorizar los patrones cinestésicos-miodinámicos de las grafías. Una vez habituados al uso de la<br />

guía, el discente podía reproducirlas sin su apoyo pues la mano ya había sido entrenada en este<br />

hábito.<br />

Simultáneamente para el conocimiento del alfabeto empleaba otras actividades que<br />

41Tal es el caso de las Mémoires d'Outre-Tombe, de Chateaubriand. Poetas de la misma escuela celebran<br />

al niño, que está más cerca de la naturaleza que el adulto: en Francia, p. ej., Víctor Hugo; en Inglaterra,<br />

Blake, en la época prerromántica, en sus Cantos de la Inocencia, esperando que Words-Vorth proclamase<br />

que «el niño es el padre del hombre», fórmula que no desecha la psicología genética actual. Hay, en la<br />

poesía inglesa, toda una corriente inspirada en la infancia y que ha sido objeto de un reciente estudio de<br />

Ellrodt sobre Les poètes anglais et la psychologie de l'enfant.<br />

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LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.<br />

contribuían a la asociación de fonema-grafía como letras sueltas en relieve para ordenar, componer<br />

palabras y pequeños textos. El material utilizado era de diferentes texturas, principalmente madera o<br />

también cartón, así el niño aprendía en un principio a distinguir las formas, luego a diferenciar<br />

unos caracteres de otros y posteriormente a juntar las necesarias para formar una lexía, parágrafo y<br />

luego un texto como principios secuenciados de un método lectoescritor sintético.<br />

Otro personaje italiano, Rampazetto, años más tarde, continuaba practicando con sus<br />

alumnos ciegos estas estrategias de enseñanza. Su propósito pedagógico era parecido al anterior, así<br />

alternaba desde juegos de abecedarios en tablillas y letras sueltas en relieve realizados mediante<br />

planchas de cartón, lija o corcho hasta frases y pequeños textos repujados en tiras de cuero, distintas<br />

pieles, bloques de madera,... Todo este tipo de habilidades y técnicas educativas fueron consignadas<br />

en el primer libro sobre la Pedagogía de Deficientes Visuales titulado “Ejemplares de letras<br />

grabadas en madera para instruir a los ciegos” (1575), el cuál fue dedicado por su autor a San<br />

Carlos Borromeo.<br />

Este manual representa un hito en la historia de las necesidades educativas visuales pues<br />

establece que las pautas de aprendizaje para no videntes deben basarse en el tacto como sentido<br />

compensador para la adquisición de alfabetos visuales. Introduce asimismo los juegos de letras, sus<br />

relieves en distintas texturas, la posibilidad de combinaciones móviles para su posterior y correcta<br />

escritura, aunque siempre con un objetivo terminal prioritario: la acuciante necesidad, comentada en<br />

líneas atrás, para las familias de clases media-alta y alta en cuanto al aprendizaje de la “rúbrica” en<br />

tinta por parte del hijo ciego.<br />

Todos estos estudios, trabajos y reflexiones entorno a la ceguera fueron perfeccionándose con<br />

el tiempo, a medida que el colectivo de ciegos instruidos iba paulatinamente incrementándose.<br />

Aunque hemos de comentar que los pocos invidentes que ejercieron su propia profesión, fue,<br />

mayoritariamente de forma casi específica dentro del marco docente, es decir, como maestros ciegos<br />

de niños ciegos. Raramente lograron educar a niños que no estuvieran privados de vista, sus<br />

discípulos en esas ocasiones solían pertenecer “a rancio abolengo”. Trabajar con colectivos más<br />

bien bajos, de la villanía o del sector medio burgués cobra especial relevancia en el caso de la<br />

Hermandad del Santísimo Cristo de Animas de Ciegos en Málaga, por ejemplo, Hermandad pionera<br />

en esta dirección con unos primeros estatutos que datan de 1566. Sus cofrades, gran parte de ellos<br />

con problemas visuales graves, eran catequistas cuya misión principal era desarrollar una labor<br />

apostólica con la población musulmana, visitando sus hogares y adoctrinándolos en la confesión<br />

católica.<br />

En nuestro país la educación de niños afectados por déficit visual obstentó cierto<br />

protagonismo, tal vez favorecido por el mecenazgo del rey Felipe II. Monarca al que fue dedicado el<br />

primer volumen español que trata tales disciplinas titulado “Arte de escribir la letra bastarda<br />

española” (1580). Su autor, el impresor Francisco de Lucas, hombre capaz de aunar por un lado,<br />

los hallazgos de origen italiano en materia de enseñanza a deficientes visuales propuestos hasta<br />

entonces de la grabación en relieve, método, en consecuencia, perfeccionado e introducido en<br />

nuestro país gracias a su interés por esta minusvalía; y por otro lado fue capaz de recoger las<br />

estrategias al respecto de dos célebres ciegos españoles de la Corte madrileña: Félix Antonio de<br />

Cabezón y Francisco de Salinas. Esta obra consta de cuatro partes, conteniendo las normas<br />

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J. Inmaculada Sánchez Casado. Tesis Doctoral LA SORDOCEGUERA.<br />

oportunas que dictaminan la escritura de invidentes, explicitando la metodología que les permite

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