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La sordoceguera - APSA

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conduce a menudo a restablecer expectativas autojustificadas. Se da por sentado que las respuestas<br />

del bebé son las propias de un niño retrasado y ciego, con lesión cerebral y ciego, o ...y, no se<br />

sospecha que la pérdida auditiva puede ser un factor significativo.96<br />

e. A menudo, el niño parecerá responder a los sonidos o voces en un momento dado,<br />

mientras que en otras ocasiones ignorará completamente el mismo sonido. Este tipo de conducta<br />

debe alertar al especialista sobre la necesidad de realizar un examen más a fondo lo antes posible. En<br />

este estadio es poco probable que un niño sordociego de corta edad sea perseverante u obstinado.<br />

f. Es preciso interpretar con cautela la ausencia o presencia de respuestas conductuales a<br />

sonidos provenientes del entorno. <strong>La</strong> mayoría de los niños sordociegos no tienen curiosidad alguna:<br />

raramente tratarán de comunicarse. Por esta razón, frecuentemente se le atribuye un grado mayor de<br />

disminución sensorial del que en realidad padece.<br />

g. El oído es en muchos casos el sentido más difícil de evaluar. Es posible ver la respuesta<br />

del niño a la estimulación tactil o visual; medir la respuesta del niño sordociego a un estímulo<br />

auditivo es en cambio mucho más difícil. Harris (1977, p 20) señala que la valoración auditiva del<br />

niño sordociego presenta singulares dificultades.<br />

<strong>La</strong> evaluación de la pérdida auditiva requiere prestar atención a signos muy sutiles del<br />

lenguaje corporal. Frecuentemente, sólo la madre conoce suficientemente bien al niño o está con él<br />

en esos contados momentos en los que se siente relajado y permite la recepción de estímulos<br />

auditivos. A menudo, la falta de regularidad en sus respuestas confundirá a todos. Pueden llegar a<br />

necesitarse varios años de preparación para llegar a estar en condiciones de realizar una valoración<br />

auditiva apropiada.<br />

Sin embargo, es importante aprovechar el periodo crítico de desarrollo y aprovechar los<br />

95Vg Anexo: Informes Caso-I.<br />

96Robbin, en su libro Auditory training in the Perkins deaf-blind department (1964, p.4) afirma que<br />

los niños sordociegos ”a menudo no presentarán diferencias claras con los casos de afasia, autismo,<br />

trastornos auditivos de origen neurosensorial, esquizofrenia, o ceguera. Categorizar, con etiquetas<br />

diagnósticas, la conducta de cualquiera de nuestros niños sordociegos es una tarea difícil debido a la<br />

multiplicidad de los problemas y sus efectos.”<br />

- 276 -<br />

LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.<br />

primeros años de la vida del niño. No podemos ignorar al niño mientras los padres y especialistas<br />

discuten sobre cuál es la disminución más importante. Si se sospecha la existencia de un trastorno<br />

auditivo, el niño debe ser tratado como si lo padeciera. Si existe un marcado desfase en el desarrollo<br />

de la comunicación oral, es extremadamente importante que se tomen las medidas necesarias<br />

inmediatamente. <strong>La</strong> dificultad no es la mera incapacidad de recibir una sensación, sino la de<br />

reaccionar adecuadamente a ella tras haberla recibido. De ahí, que, las técnicas para deficientes<br />

auditivos necesiten una urgente reconversión para su aplicación al campo de la <strong>sordoceguera</strong>. En ese<br />

sentido los potenciales evocados constituye la técnica más fiable para aplicar a niños de bajo nivel.<br />

Los especialistas parecen no ponerse de acuerdo sobre si ciertas características de la conducta<br />

son resultado primario o secundario de trastornos cerebrales específicos. Sin duda, la investigación<br />

que se está realizando en estos temas permitirá comprender mejor este problema.<br />

Sabemos que muchos niños sordociegos presentan algunas características por las que se les<br />

podría identificar como autistas, afásicos, agnósicos, hiperactivos o esquizofrénicos. Se está<br />

empezando a sospechar que, en muchos casos, estas conductas pueden deberse a la doble<br />

disminución sensorial. Esta es una de las razones principales por la que muchas veces se les han<br />

descrito a estos niños con pérdida visual o auditiva como disminuidos multisensoriales, es decir,<br />

DSM como hacen McInnes y Treffry (1982).<br />

Cuando estos niños están sometidos a un programa adecuado, llevado a cabo en un entorno<br />

especialmente diseñado para cubrir sus necesidades específicas, desaparecen muchos de los<br />

comportamientos o características conductuales que dieron lugar a dichas identificaciones.<br />

En nuestra investigación empírica, los dispositivos de amplificación del sonido son<br />

beneficiosos para todos los niños sordociegos pues mejoran su nivel general de conciencia, se<br />

reducen los problemas de conducta y se incrementa su capacidad para recibir información de otros<br />

estímulos sensoriales. Tal planteamiento corrobora otros informes donde muchos diagnosticados<br />

como cofóticos o anacúsicos son capaces de indicar inmediatamente cuándo su audífono no funciona<br />

o se ha agotado las pilas.<br />

Frecuentemente se priva de audífonos a los niños disminuidos multisensoriales en base a su

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