11.05.2013 Views

La sordoceguera - APSA

La sordoceguera - APSA

La sordoceguera - APSA

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

selectivo se encuentra enmarcado por el principio de individualización, de modo que represente lo<br />

que aquél tiene en cuanto a la razón comunicativa o intencionalidad de interacción, el deseo, la<br />

ocasión y su nivel de capacidad.<br />

Es en este sentido como se ha configurado el listado de vocabulario a trabajar por diferentes<br />

campos semánticos explicitados gráficamente en el material Anexo. <strong>La</strong> observación del<br />

comportamiento espontáneo de Raúl nos indicaba, por un lado las actividades en que participaba<br />

más a menudo, los objetos a los que volvía una y otra vez, desde los más preferidos a los<br />

ocasionales; y por otro nos ayudaba a dar prioridad tanto en las actividades como en los objetos que<br />

utilizaba para cada una de acuerdo a su índice de frecuencia. Ambos aspectos proporcionaban<br />

criterios muy pragmáticos como marco-base para la selección de dicho vocabulario.<br />

Al principio Raúl no contaba con todo los pre-requisitos de acceso para elicitar signos<br />

correctamente en su conversación diaria; sus movimientos voluntarios en aspectos psicomotrices<br />

muy finos dejaban mucho que desear. Tal limitación aconsejó la presentación de una serie de<br />

estímulos al principio que permitían determinar las indicaciones y/o medios de comunicación más<br />

adecuados para él.<br />

Siguiendo indicaciones como la propuesta por Goetz y colb (1981), las iniciales respuestas<br />

comunicativas de Raúl eran aprendidas por el alumno sordociego en tanto en cuanto podían provocar<br />

directamente cambios físicos “en y por” el entorno. Así, algunos tipos de actividades como ”quiero<br />

la pelota” en lugar de “amarillo”, “árbol”. “Dame el coche” por “buenos días”, o “sobre”.<br />

Curiosamente todo lo relacionado con motos, coches, autobuses, etc le motivaba grandemente<br />

iniciando mucho antes su aprendizaje que otro tipo de conceptos. Estaba claro que éstos señalan más<br />

rápidamente las respuestas que permitían a Raúl controlar aquellos aspectos contextuales que le<br />

resultaban más significativos y motivadores, y en consecuencia eran las primeras en producirse<br />

espontáneamente, de forma generalizada y de incorporarlas al vocabulario activo. Cosas que ya<br />

pusieron de manifiesto autores como Hooper y Helmick (1977).<br />

Con la experiencia realizada, estamos en condiciones de verter una serie de sugerencias<br />

respecto a la configuración de un vocabulario funcional. De ellas podemos entresacar las siguientes<br />

de acuerdo a un criterio de eficacia y practicidad:<br />

a. El grueso del vocabulario propuesto debe de reportar una utilidad inmediata al anee.<br />

Cuando fuimos de excursión en autobús a un aula de Adenex en un pueblo montañoso cercano,<br />

experimentó la subida en un “todoterreno”, los intrincados caminos de acceso, chozos donde<br />

cobijarnos, o vallas para recoger el ganado. En realidad los tres días que duró nuestra permanencia en<br />

las instalaciones sirvieron para expandir funcionalmente lo aprendido; la necesidad obliga, y el<br />

conocer y aprender casi al mismo tiempo se constituye en nuestra mejor recompensa como<br />

educadores.<br />

- 758 -<br />

LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.<br />

b. El anee sordociego debe de disponer de muchas opciones para emplear el vocabulario. <strong>La</strong><br />

idea es que pueda generalizar lo antes posible, y para ello Raúl no sólo tiene que utilizar<br />

determinados gestos en las instalaciones del Centro-Residencia, también ha de trasladarlos a su<br />

contexto familiar y al resto de la comunidad. Somos conscientes que esto supone un tremendo<br />

esfuerzo dado las especiales circunstancias familiares de Raúl. Afortunamente la constante ayuda de<br />

la abuela materna nos permite ver bastante más esperanzadoramente su progreso.<br />

c. <strong>La</strong>s palabras, conceptos y signos seleccionados deben ser aquellos que el niño ya ha<br />

intentado expresar o ha iniciado su búsqueda compartida en la experiencia o actividad a realizar.<br />

Muchas veces habremos de articular una estrategia para que ello pueda ser provocado<br />

intencionalmente por nosotros, es decir, deberemos preparar todo para que surja la necesidad de ese<br />

nuevo signo. Así es el procedimiento de espera estructurada o el de moldeamiento por<br />

aproximaciones sucesivas nos permiten controlar los estímulos-respuestas de la secuencia<br />

propuesta.<br />

d. <strong>La</strong> utilización del vocabulario usual debe producir consecuencias reforzantes para el niño.<br />

Raúl mantendrá una conducta comunicativa aprendida, si le es útil para sus propósitos, de lo<br />

contrario la eliminará del repertorio básico. En el programa base conductual238 apuntamos los<br />

reforzadores básicos utilizados. Al igual que formulamos una serie de recomendaciones tanto a nivel<br />

residencial como familiar en el sentido de provocar determinados comportamientos que le obliguen a<br />

elicitar un signo, reforzando la propia realización del mismo el control de la situación no-formal

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!