La sordoceguera - APSA

comunicación, se irán superando gradualmente los principios del condicionamiento operante y todo
enfoque irá adquiriendo cada vez más características del modelo conversacional, en el que vemos
continuas interacciones recíprocas. El adulto reacciona ante el niño y el niño ante el adulto de
nuevo, entrando en un encadenamiento fático tactil o de feed-back lingüístico.
Un último aspecto del desarrollo de la comunicación en los niños sordociegos congénitos
muestran un retraso severo en su desarrollo motriz. En consecuencia, es obvio que estos “torpes”
anees tienen grandes problemas con los códigos de comunicación que exijan habilidades motrices
bien desarrolladas. Esto es muy importante, porque optar por un sistema de comunicación para
estos niños que requiera demasiadas habilidades motrices no existentes les frustrará, aumentará su
miedo al fracaso, su conducta estereotipada y, por encima de todo, a menudo hará de ellos niños
muy pasivos. Incluso se puede provocar un retranqueo comunicativo si se persiste en peticiones por
encima de su input inicial de trabajo.
También la respuesta a la pregunta ¿ Qué código de comunicación o combinación de
códigos de comunicación, esto es, qué S.A.C. es el más adecuado para un niño concreto ?.
Habrá de “leerse” en el niño, por así decir. Un modelo dirigido al anee sordociego, un modelo en el
que el maestro-tutor escoja un código de comunicación para todos los niños, no podrá más que
fracasar. Cada alumno sordociego congénito manifiesta unas necesidades comunicativas y unas
habilidades prelingüísticas instrumentales y/o gestuales; por lo tanto en función de éstas (además de
la intencionalidad, nivel cognitivo, destreza visoespacial y agilidad/discriminación psicomotriz)
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LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.
habrá de tomar la decisión de implantación respecto a cualquier SAC. Toma de decisión que se han
puesto de manifiesto en los diseños implementados de acuerdo a la fundamentación teórica del
capítulo II, en el subapartado dedicado al desarrollo comunicativo-lingüístico.
*El uso de métodos de observación desde un punto de vista pragmático
escolar.
En la exposición sobre el desarrollo de la conducta de vínculo y el desarrollo de la
comunicación en niños sordociegos congénitos he subrayado la necesidad de poder “leer” en el niño
el enfoque que éste necesita.
La base de todas las decisiones que se adopten en relación con el programa psicoeducativo
para un niño específico radica en unas correctas observaciones de la conducta y de la forma de
aprender del niño, es decir, el estilo de enseñanza junto con su estilo de aprendizaje. No se habla
aquí de los numerosos métodos de observación disponibles en que nos hemos apoyado y
complementar las observaciones cotidianas que hacen padres, educadores y otro personal de apoyo.
Ni se puede abundar más en las muchas posibilidades que ofrece la aplicación del diseño de sujeto
único para encontrar qué enfoque será el más apropiado para un niño sordociego congénito, y/o
hallar si un enfoque concreto ha tenido éxito. Sin duda la repetición obedece a la necesidad de
recordar el instrumento de diagnóstico y evaluación utilizado: escalas Callier-Azuza, cuestionarios e
inventarios creados al efecto así como material de observación filmado audiovisual, que ha
demostrado su gran valor respecto al área de la sordoceguera en el proyecto experimental integrador
de investigación realizado.
* Casos III y IV pertenecientes
a anees con sordoceguera adquirida:
El grupo de niños con sordoceguera adquirida está compuesto principalmente por chavales
sordos que en su adolescencia han adquirido también una deficiencia visual o incluso una ceguera
total. Muchos de ellos sufren el síndrome de Usher.
Sus programas difieren en muchas formas de los destinados a los niños sordociegos
congénitos. Un primer requisito para el programa es que debe realizarse en un entorno que pueda
guiar y apoyar a estos niños de forma adecuada (y no frustrarlos).
El núcleo del diseño y de la orientación debe dar al adolescente, en nuestra opinión, una idea
sobre su nueva minusvalía y enseñarle cómo reflexionar respecto a este status (Dildy, D. 1982).
Con una supervisión y orientación adecuadas muchos pueden resultar capaces de realizarlo,
adaptándose sin traumas a su condición de sordociego. Contribuir a perfilar ese sentimiento, dicha
idea que les capacite para reflexionar, no parece posible realizarlo eficazmente antes de los 12 años.
A este respecto puede ser muy importante comenzar tempranamente con el programa de