La sordoceguera - APSA

permite mejorar la salud mental y social de aquellos cuyo campo de relación sea muy reducido
debido a sus graves problemas de comunicación, y/o carezcan de espacios abiertos que faciliten su
desarrollo neurológico, quedando inacabado el correcto y necesario desarrollo motor, de tanta
trascendencia para la ulterior inserción escolar y social.
Realmente, ¿se adquiere de forma natural la educación de los sentidos?, ¿se puede aprender a
ser autónomo y responsable?... Nadie duda que la optimación en el uso de las vías aferentes del
sistema nervioso central es una condición básica para el desenvolvimiento intelectual. Las
experiencias tempranas en este orden, como ya se dijo, son decisivas. Los trabajos de privación
sensorial (Zubeck, 1989) apoyan la proposición de que se necesita una aferencia sensorial
continuada para que se mantenga la integridad funcional del organismo humano. Es evidente que la
educación infantil favorece el desarrollo sensorial y por ende, intelectual al aumentar en calidad y
cantidad los estímulos que inciden en el niño sordociego.
Aún admitiendo una equilibrada interacción intrafamiliar, subyace en este niño la necesidad
de ampliar y mejorar las posibilidades de socialización mediante la relación con personas distintas
del núcleo familiar y en especial con los iguales.
Todos estos rasgos son comunes a cualquier segmento de la población infantil. En este
terreno la educación en las primeras etapas del niño sordociego juega un papel insustituible: ofrece
pautas conductuales que adelantan la interiorización de correctos modelos sociales y repercute
favorablemente en el proceso de control de esfinteres, deambulación, y demás destrezas
imprescindibles para el necesario equilibrio emocional. En este sentido, los hijos que han
frecuentado una educación familiar adecuada tienen mayor posibilidad de mejorar el rendimiento
tanto escolar como social; porque además de poseer mayores recursos instrumentales, llevan
recorrido gran parte del camino de adaptación a la realidad: su autoconcepto junto con su nivel de
autoestima es positivo.
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J. Inmaculada Sánchez Casado. Tesis Doctoral LA SORDOCEGUERA.
El argumento de más peso para apoyar sin reservas el establecimiento de la enseñanza en
valores como acción educativa es debido a que el rendimiento y la asunción de normas así como los
logros en cuanto a interacciones, parecen ser más pobres cuando el proceso de enseñanza-aprendizaje
tiene lugar en una lengua que no se domina, en una lengua débil, exclusivamente en un código oral;
siendo esto una razón más que suficiente para iniciar desde la más temprana edad la adquisición de
estructuras o sistemas alternativos que permitan la automatización del proceso social através del
enfoque del movimiento.194
La dicotomía entre adquisición natural por parte de un individuo oyente y/o videntes, y
aprendizaje consciente por parte de otro sordociego tiene validez e implicaciones importantes no
sólo para edades tempranas, sino que esta diferencia se hace extensiva a todas las edades. Las causa
de este fenómeno se atribuye a factores fisiológicos, psicológicos y sociales.
Desde un punto de vista neuromuscular, la formación inconsciente de nuevos hábitos
sociales y/o lingüísticos es relativamente más fácil en el pequeño. El niño sordociego está en pleno
y rápido desarrollo intelectual y por lo tanto captará como algo natural el aprender la realidad,
organizar el mundo circundante desde otro código, el tactil (háptico o indirecto además de
propioceptivo), por llegar a considerarlo simplemente como una nueva forma de expresión hasta
pautas comportamentales que implique el uso de normas sociales.
Psicológica y socialmente, los niños sordociegos, cuanto más pequeños, incorporan toda
suerte de estrategias conductuales sin sensación de inseguridad, segregación, inconsistencia y
rechazo por el hecho negativo de su minusvalía; lo cual facilita enormemente la adquisición de un
proceso encultural, introduciéndose en un nuevo mundo desconocido, para que el niño expanda su
“self”, es decir, sea él mismo e ir tomando elementos de su propia identidad que le harán sentir,
comportarse y expresarse a través de cualquier código comunicativo como individuo sordociego.
Así pues, es el momento óptimo para exigir a vuestro hijo/a sordociego igual que al resto de
sus hermanos, o de otros niños. Las normas, comportamientos y responsabilidades se adquieren día
a día. No valen excepciones, treguas, descanso ...; de lo contrario el niño observará diferencia de
criterios, bien entre padre y madre, bien entre padres y familia, bien entre familia y escuela, bien de
lunes a sábado... Por lo tanto hemos de estar alerta, ya que nos encontramos en el periodo crítico
para :
-Adquirir un sistema de representación simbólico que le permita estructurar su entorno