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La sordoceguera - APSA

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los estudios de Werner y Kaplan (1963) sobre el desarrollo de las habilidades representacionales y<br />

simbólicas que subyacen al lenguaje. Aunque el enfoque de Van Dijk ha sido identificado casi<br />

exclusivamente con programas para sordociegos, su énfasis sobre los precursores cognitivos y<br />

sociales del lenguaje sugiere que es aplicable a poblaciones más amplias de niños con deficiencias<br />

graves.<br />

Van Dijk diseñó su enfoque para tratar los problemas de los niños “dirigidos hacia el<br />

interior”, niños cuyas conductas sociales y con objetos parecen centrarse sobre ellos mismos y que,<br />

por lo general, exhiben características “autistas”, incluyendo acciones perseverativas con objetos,<br />

autoestimulación y autoabuso. Un examen detenido de las conductas de estos niños sugiere que la<br />

dirección hacia el interior proviene del papel predominante en el logro de la estimulación física y de<br />

la satisfacción en cualquier otra necesidad física.<br />

No obstante, incluso niños sordociegos y/o no sordociegos cuyas conductas parecen<br />

relativamente sofisticadas y que son aceptados socialmente muestran la misma orientación hacia el<br />

interior. Por ejemplo, las conductas sociales pueden ser rígidas y perseverativas, tienden a aplicarse<br />

indiscriminadamente hacia los demás y, por lo general, dan claras muestras tactiles y/o visuales de<br />

estimulación. Estos factores sugieren que el principal propósito de estas conductas es obtener<br />

estimulación física o la necesidad de satisfacción que resulta de su refuerzo, más que el mostrar<br />

afecto o indicar reconocimiento. Conductas comunicativas que ocurren espontáneamente, tales como<br />

agarrar la mano o vocalizar, también pueden ser vistas como medios para obtener comida o iniciar<br />

actividades que dan como resultado la estimulación física.<br />

Aunque las conductas aceptables pueden instaurarse y las inaceptables eliminarse mediante la<br />

aplicación de técnicas de refuerzo, la esencial dirección hacia el interior de las conductas se resiste al<br />

cambio. Por ejemplo, muchos de estos niños sordociegos aprenden rápidamente a generalizar<br />

señales, signos o palabras para “saltar”, “comer” y objetos favoritos o actividades que les<br />

proporcionan estimulación física. No obstante, comunicaciones espontáneas apropiadas acerca de<br />

objetos que no aportan gratificación física, como camisa o silla, rara vez se producen fuera del<br />

contexto de entrenamiento.<br />

<strong>La</strong> conducta dirigida hacia el interior de estos niños sordociegos puede parecer comparable a<br />

las conductas infantiles apropiadas a la edad. Por ejemplo, “mirar a la luz” o acciones repetitivas<br />

sobre los objetos son superficialmente parecidas a reacciones circulares primarias y secundarias. <strong>La</strong><br />

diferencia crucial, no obstante, radica en que la conducta de niños con deficiencias graves carece de la<br />

naturaleza cognitiva exploratoria típica de los niños que se desarrollan normalmente.<br />

Flavell (1977) usó el término “motivación cognitiva” para describir el impulso infantil<br />

para interactuar “con” y aprender sobre el entorno por la simple búsqueda de conocimiento, incluso<br />

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LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.<br />

cuando no existe una necesidad práctica para hacerlo y no hay un refuerzo controlado externamente,<br />

ya sea social o material, para iniciar estas conductas. De acuerdo con Flavell, las conductas<br />

impulsadas por la motivación cognitiva son el apoyo de metas intrínsecamente cognitivas y forman<br />

parte integral del proceso de desarrollo cognitivo. Flavell distingue entre las conductas que apoyan<br />

metas cognitivas y las que apoyan metas no-cognitivas.<br />

Estas últimas se llevan a cabo con el propósito de satisfacer necesidades, ya sea directamente<br />

o como resultado del refuerzo material o social controlado externamente, y son vistas como<br />

extrínsecas al proceso mediante el que se desarrollan las habilidades cognitivas. <strong>La</strong>s habilidades<br />

cognitivas existentes son a menudo empleadas con propósitos no cognitivos, por ejemplo, resolver<br />

problemas para obtener comida o usar palabras para recibir halagos. Por contra, las conductas son<br />

no-cognitivas cuando se centran en la obtención de una necesidad de satisfacción o un refuerzo<br />

extrínseco más que en el favorecimiento intrínseco del desarrollo cognitivo del/a niño/a<br />

sordociego/a. Los niños que se desarrollan normalmente muestran conductas que apoyan tanto metas<br />

cognitivas como no-cognitivas, pero las conductas de los niños con deficiencias graves aparecen<br />

dominadas por las que apoyan las metas no-cognitivas.<br />

De acuerdo con Werner y Kaplan (1963), el paso fundamental en el desarrollo de las<br />

habilidades representacionales y simbólicas que subyacen al lenguaje es la comprensión por parte<br />

del niño sordociego de la separación entre el yo y el entorno. Los estados iniciales de esta<br />

comprensión se demuestran mediante un cambio funcional en el objetivo primario de las conductas<br />

infantiles desde una necesidad de satisfación hasta la adquisición de conocimiento sobre personas y

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