La sordoceguera - APSA

soportes psicopedagógicos donde apoyar la tercera fase. Sencillamente, porque las variables
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LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.
estudiadas son bastantes restrictivas, y/o seleccionadas arbitrariamente sin referencia a las conductas
de personas sordociegas, de ahí que oferten pocas posibilidades de utilización en la práctica educativa
de las mismas.
- Y como consecuencia de esta segunda fase en la que la investigación se ha realizado a partir
de un entramado de constructos teóricos, pasamos a un tercer nivel eminentemente operativo. Tal
vez aún poco desarrollado para personas sordociegas, pero esencial como implicación educativa. El
trabajo experimental se inscribe directamente en el proceso de desarrollo y/o implementación de
modelos organizativos, a la vez estructural y funcional, comparativamente hablando, de la persona
sordociega. Existen varias tentaciones de este tipo, por ejemplo los de Das sobre modelos de Luria,
o los de Wilton y Boersma en línea piagetiana, etc.
Sin embargo frente a nuestro intento de sistematización expuesto, basado fundamentalmente
en Lambert (1984) y Dueñas Buey (1994) o Zaldívar Basurto (1995), no podemos ocultar sus
dificultades inherentes. Aquellas subsumidas como parte integrante para cualquier investigación
empírica y/o experimental humana.
Los estudios existentes en el campo de la sordoceguera, como ya hemos indicado, llevan
aparejados cierta problemática a nivel metodológico. De la cual, somos conscientes a la hora de
abordar nuestra tarea investigadora. De Miguel (1986) apunta que tales trabajos se encuadran dentro
de lo que comúnmente se denomina psicometría blanda. La razón estriba en los planteamientos
formales del método, ya que al decrecer el rigor de su formulación, se incrementará la imprecisión y
no-certeza del conocimiento obtenido.
Así pues, en el momento desarrollar un trabajo experimental con sujetos sordociegos
podemos especificar algunas dificultades metodológicas a salvar por la investigación a realizar en
este área:
1. Relativas a la población elegida. El colectivo de personas sordociegas
constituyen una población muy heterogénea. Las diferencias en la sintomatología de los sujetos
sordociegos aportan una gran variabilidad dentro de cada grupo tipológico; de manera que es difícil
identificar en cada caso el tipo, grado, nivel o intervención -como consecuencia de su indefinición
diagnóstica-. Problemática no ajena a otras deficiencias como apuntaban Ingalls, 1982 o
MacMillan, 1982; tampoco supone mucha novedad en terreno ciertamente movedizo de la
Educación Especial. Cronbach y Snow (1979) ya hablaban que sólo podría evitarse a través de
diseños que minimizaran las diferencias individuales.
2. Relativas a la obtención de muestras. Los problemas en este apartado son muy
diversos y dificultosos de resolver. Entre ellos podemos destacar siguiendo a Ellis (1981):
*Los contratiempos surgidos en cuanto a la comparación de sujetos sordociegos y
“normales”, sordos o ciegos.
*Problemas para obtener muestras representativas, tanto en lo que se refiere al número total,
como a un determinado nivel o tipo de sordoceguera.
*Dificultades en la equiparación de sujetos en los diseños emparejados.
*Y por último, la elección de los sujetos al azar, es decir, solucionar la aleatorización que
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precisa un diseño experimental. Por todo ello, los aspectos relativos al muestreo suelen ser
bastantes precarios (Hulek, 1983).
3. Relativas a la precisión de las variables seleccionadas. Cada
experimentador, al efectuar su propio diseño, no sólo establece un encuadre introductorio del
hándicap, sino también establece una delimitación conceptual con unos criterios e instrumentos de
medida que difícilmente son transferibles de una situación a otra. Es importante precisar, en este
aspecto, la posibilidad de cambio en cuanto a la caracterización, criterios de identificación,
clasificación establecida, etc de la deficiencia estudiada, en nuestro caso todo lo relativo a niños
sordociegos. Todo ello es mucho más problemático de cara a matizar en una misma categoría
límites difusos en el continuo normalidad-anormalidad, donde el factor tiempo y espacio son
dinámicamente protagonistas. De esta forma se suele señalar, como afirma MacMillan, la
desconocida validez de aquellos resultados sobre estos grupos de niños “híbridos”, cuya