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La sordoceguera - APSA

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ecibe de su entorno.<br />

d. Señas gruesas<br />

Para que un niño sordociego asimile una señal como tal, es necesario manipular sus manos<br />

mientras se hace el signo. Su campo visual restringido, al menos funcionalmente, exige dicha<br />

manipulación para poder percibir las sutiles diferencias entre las distintas señas. De ahí que<br />

adoptaremos el código signado. El número y tipo de signos que se necesiten para cada niño,<br />

dependerá de su aprendizaje convencional, y de la adaptación que precise del propio signo utilizado.<br />

Los conocimientos adquiridos proporcionan requisitos de base para después establecer<br />

modificaciones y cubrir sus necesidades comunicativas a través de nuevos signos. No obstante,<br />

algunos modos de comunicación -usados con los sordociegos que superan el estadio simbólico,<br />

generalmente no-congénitos, y con una aparición más tardía de la <strong>sordoceguera</strong>-, llevan implícitos<br />

97Con Reme, el sujeto I, la sugerencia procedimental utilizada aunque puede haber quien no esté de<br />

acuerdo ha sido unirse coactivamente a ella en su autoestimulación, y hacerla parar físicamente. Esta<br />

maniobra atrae su atención y, cuando así ocurre, tendremos la oportunidad durante unos instantes de<br />

establecer comunicación.<br />

- 296 -<br />

LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.<br />

un cierto nivel lingüístico en el posible usuario.<br />

Podemos citar, en este sentido, la orolectura, el alfabeto de una sola mano o el bimanual<br />

británico (modos dactilológicos y alfabéticos), el alfabeto manual Standard, la imprensión Braille,<br />

el lenguaje audioral -si hay restos sensoriales-, los sistemas de codificación de la lengua que<br />

respetan su sintaxis, la lectoescritura, el alfabeto Moon, el código morse, el código de la Cruz, el<br />

método Tadoma, etc. Se puede elegir por comodidad otras modalidades de comunicación más<br />

flexibles como el lenguaje de signos, mas al acceder a la lectura de textos siempre será necesario su<br />

representación gráfica como pone de manifiesto Orri de Castorino (1990).<br />

<strong>La</strong> alfabetización de los sordociegos es una tarea larga en la que, en sustitución del fenómeno<br />

que se produce en los niños normales de oir una palabra y atribuirle un objeto o una acción que se<br />

ve al mismo tiempo, ha de ponerse una sucesión de signos tactiles correspondientes a las letras que<br />

forman la palabra y mostrar, acto seguido, la cosa o acción a que corresponde. Repetido este proceso<br />

de manera continuada, llega el momento en que la persona sordociega advierte la relación entre<br />

aquellos signos y su correspondencia con el mundo real; es decir, descubre el valor simbólico de la<br />

palabra. Hecho excepcional muy bien recogido en el film “El milagro de Ana Sullivan” cuando<br />

Hellen asoció AGUA -en dactilológico- con el preciado líquido elemento.<br />

Tras este primer momento llegan los descubrimientos de las distintas funciones de las<br />

palabras, tales como sustantivos, verbos, adjetivos, etcétera.<br />

Pero todo esto se complica a la hora de alfabetizar a un sordociego congénito o que haya<br />

adquirido la doble capacidad tempranamente. El esfuerzo se dirige a la sucesión de signos tactiles<br />

puesto que éstos corresponden a las letras que forman las palabras; la palabra a la acción, y la acción<br />

al objeto. Todo un complejo sistema de asociación para atribuirle significado, o sea, darle valor<br />

semántico a ese deletreo. <strong>La</strong> experiencia dice que esta vía es operativa ya que existe relación entre<br />

los signos y su correspondencia con la realidad al desarrollar el gran valor simbólico de la lexía.<br />

En definitiva, los alfabetos utilizados con más éxito para este aprendizaje son el Braille, que<br />

les es común con los ciegos oyentes, y el alfabeto manual utilizado en dactilología. Consiste este<br />

último en distintas posturas de la mano del que habla, figurando cada letra del alfabeto. Al ir<br />

colocando sucesivamente las letras así representadas sobre la mano del sordociego, se reproducen las<br />

palabras del discurso que se desea transmitir. Tanto el Braille como el alfabeto manual tienen el<br />

inconveniente de requerir un aprendizaje previo por parte de la persona que ha de comunicarse con el<br />

sordociego. Por ello suelen utilizarse también las tablillas con alfabetos en relieve, en las que el<br />

interlocutor va colocando sucesivamente el dedo del ciego sobre las letras en relieve para componer<br />

las palabras que desea transmitirle, y el alfabeto del guante, que consiste en que el sordociego lleva<br />

un guante puesto que contiene en diferentes puntos, bordadas o impresas, las letras del alfabeto. Al<br />

señalar el interlocutor esas letras, la presión en cada lugar diferente indica al sordociego la letra de<br />

que se trata.<br />

Y, ahora viene lo importante que antes comentábamos, ... ¿por cuál nos decidimos? ¿cuál es<br />

mejor? . Hay muchos, pero ¿qué sistema es más apropiado para ese anee sordociego de “carne y<br />

hueso”?

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