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La sordoceguera - APSA

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administrativas relacionadas directamente con los recursos” (Dessent, 1988).<br />

En cualquier caso, afirma Barton, este concepto no es más que un nuevo eufemismo para el<br />

fracaso, ya que la investigaciones demuestran que allí donde se ha hecho la provisión de recursos a<br />

partir de la necesidad, se acaba excluyendo al necesitado. Es decir, siguiendo las conclusiones de la<br />

O.C.D.E., al dar mayores recursos y/o condiciones de vida mejores hace a la gente más dependiente<br />

del Estado, y pese a que se intente conseguir una vida autónoma, no institucionalizada de esa<br />

misma gente, acaba provocando un alto grado de dependencia, conformidad y pasividad con la<br />

diferencia. Autores como Oliver (1988) o Vislie (1989) explicitan taxativamente esta contradicción<br />

en cuanto a la limitación segregadora inherente a toda diferencia.<br />

En definitiva, lo deseable es que cualquier individuo se realice satisfactoriamente como<br />

persona, desarrollando sus posibilidades humanas, reencontrando su sentido cosmovital. Sus<br />

diferencias o rasgos específicos frente al grupo referencial de origen no deben obstaculizar este<br />

desarrollo personal, esto es, su explícita “diferencia” no debe limitar, ni estigmatizar sus logros<br />

como otro miembro más de la comunidad. De ahí, que, en “<strong>sordoceguera</strong>” no bajemos la<br />

guardia, y seamos prudentes porque, sencillamente, aún, no contamos con panaceas; bien es cierto<br />

que recordando a Machado, hay algo de camino andado ya, pero, también no es menos cierto, que<br />

queda mucho por hacer en nuestro deambular; es preciso, por tanto, mantener una puerta abierta<br />

para profundizar. En definitiva, prolongar la situación de alerta en el campo de la Educación<br />

Especial, y en concreto en el área de la <strong>sordoceguera</strong> significa revisión permanente del nuevo paso<br />

que supone la conceptualización de las N.E.E., presentándola en el contexto de las políticas<br />

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LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.<br />

públicas de los países industrializados del primer mundo. Por consiguiente, y ello hay que<br />

observarlo transparentemente, con un referente explícito a colectivos sociales<br />

minoritarios y dependientes.<br />

2. Marco teórico del constructo de la diferencia:<br />

“paradigmas y enfoques”<br />

Una vez que hemos reflexionado sobre el constructo de la “diferencia”, caemos en la cuenta<br />

de que es preciso examinar más lúcidamente sus modelos teóricos, que por otro lado, modulan la<br />

respuesta a ese proceso complejo de su integración en la sociedad. Comenzaremos explicitando la<br />

escolar como primer peldaño integrador de la persona con necesidades especiales. Por tanto hemos<br />

de retranquearnos hasta toda una filosofía educativa desarrollada circunstancialmente “en, por y para”<br />

dichas personas en general, los sujetos con necesidades especiales.15<br />

El sistema educativo ordinario también comprende todo el área de Necesidades Educativas<br />

Especiales. <strong>La</strong> atención a la diversidad es un baluarte cada vez más en auge, amparado en parte<br />

por la teoría legal y avalado por una práctica docente rigurosa. Así pues, al grupo de sujetos con<br />

unas determinadas necesidades bien en términos de discapacidad o bien por su propia individualidad<br />

bio-psico-social habrá de acomodarse, por exigencia jurídico-legal, todo el desarrollo del trabajo<br />

docente.<br />

Hoy por hoy, podemos decir que estas afirmaciones se pueden considerar, al menos en gran<br />

parte, como ciertas. Sin embargo, no siempre aquella mentalización intrínseca ha existido y<br />

entonces se colocaba a la Educación Especial como cordel segregador de individuos, un<br />

paradigma dispensador de “etiquetas” que no van más allá de la clasificación pura y dura, y que<br />

prácticamente no implican un punto necesario de comienzo para posteriormente elaborar posibles<br />

estrategias compensadoras de la deficiencia, discapacidad, minusvalía, problema, desadaptación,<br />

disarmonía, desequilibrio, hándicap, dificultad, alteración, deterioro, anomalía, perturbación, retraso,<br />

patología, ... y podríamos seguir escribiendo términos, meras palabras que utilizamos, sin mucho<br />

escrúpulo, para encasillar una manifestación explícita o implícita de la personalidad de un individuo<br />

de “carne y hueso”.<br />

A. Primeras aproximaciones a la “diferencia”.<br />

Hemos hablado del individuo “diferente a la mayoría”. Casi de forma natural, sin apenas<br />

proponérnoslo, ha surgido en la sintética frase que antecede, el constructo clave que genera todo<br />

concepto, principio y proceso de la integración escolar.<br />

15Nos referimos, por tanto, a todo aquel individuo que, de una forma u otra, presenta peculiaridades<br />

manifestadas objetivamente ante los demás miembros del grupo originario como incapacidades parciales

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