La sordoceguera - APSA

que apelaban a la herencia biológica e insistían en la acción de los factores mesológicos. Por todo
lo cual, hubo otro cambio en relación a los métodos de investigación:el peso experimental.
La afirmación científica se intensifica, así como el valor de los procedimientos de
investigación que derrumban los presupuestos de A.Comte. Es, en este movimiento de la
Nouvelle idole donde la psicología del niño aparece, desde ese preciso instante, como una de las
ramas más vigorosas, donde su rasgo más importante lo constituye la aplicación a la educación.
Algunos autores, subrayan la posibilidad de una psicopedagogía del niño en estado puro, que hacia
1900, la corriente de la psicología educacional domina por todas partes (Gratiot y Zazzo, 1978).
Efectivamente, se ve crecer un movimiento bajo el título de Educación Nueva. Claparède,
entre otros, emprenden esa “revolución copernicana”. El conocimiento del niño es realmente lo
importante. El asunto de la educación camina en plantearse no tanto lo que se enseña sino a quién
se enseña. El psicologismo del naciente siglo XX, intenta reemplazar el biologismo de la
generación precedente, es, pues, un paidocentrismo, en espera de la reacción psicosociológica de la
generación siguiente como concluyen Gratiot y Zazzo (1978).
120Hay que pensar que Ebbinghaus, con sus memorias de 1885, fue un adelantado al contexto de trabajo
experimental, ya que los dos máximos representantes de la escuela estructuralista tanto Wundt como
Tichener, consideraban que lo que había que estudiar eran los procesos psíquicos, las sensaciones,
imágenenes y sentimientos, desde una óptica asociacionista y mediante la introspección experimental.
Wundt, al final de su vida adoptó una actitud más abierta que Tichener acerca del método y el objeto de la
Psicología Experimental hasta el punto que admitiría el análisis de productos culturales para el estudio del
pensamiento y lenguaje humanos, o el método de observación para el estudio de los animales y de los niños.
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LA SORDOCEGUERA. Tesis Doctoral J. Inmaculada Sánchez Casado.
Lo cierto es que representa, en la concepción de la infancia, un incontestable progreso con
relación al biologismo que, a un tiempo, le ha precedido y favorecido. Aplicado a los problemas de
la educación, constituye un gran avance desde el punto de vista de las concepciones didácticas,
sociales y autoritarias de antaño, ya que la obra de J.J. Rousseau sólo las había resquebrajado.
Aunque tiene el inconveniente de toda aproximación metodológica invasora y unilateral, ocultando
la riqueza de la realidad infantil.
De igual modo advierten de dos peligros claves. El punto de vista psicológico, como primer
apartado, en la medida que orienta la investigación hacia el individuo, pudiendo favorecer en el
educador una peligrosa tendencia al individualismo anarquizante. Por otra parte, el punto de vista
sociológico, que pone de manifiesto la importancia del grupo y los imperativos de la vida social,
pudiendo entrañar en educación una tendencia no menos peligrosa al conformismo y a la
estandarización de las conductas. Cierto que se supera la oposición ficticia de lo individual y de lo
social. Pero no es menos cierto que el área nee, como formación, puede sufrir, tanto por la teoría
como por la práctica educativa, los efectos de esas dos tendencias: la historia contemporánea
suministra de ella efectos característicos (Gratiot y Zazzo, 1978).
4. Sistematización de modelos metodológicos específicos.
En el tránsito de los siglos XIX y XX contábamos ya con tres métodos de investigación,
algunos rudimentarios como la observación descriptiva, los cuestionarios y la estadística. Todos
empiezan a tomar auge, especialmente el empleo de procedimientos estadísticos para el tratamiento
y presentación de datos. El uso de dichos métodos perseguía establecer las capacidades típicas de
algún nivel de edad, o determinar la edad media de los niños cuando comienzan a manifestar una
nueva capacidad. Dennis (1949) y Deval (1988) mencionan que el primero de los estudios por
establecer normas evolutivas lo publica el médico alemán Henricus Feldman. Su tesis doctoral de
1833 incluía un epigrafe “el estado normal corporal de los niños” donde estimaba datos de la edad
aproximada cuando comienzan a hablar o a andar; parece ser que los recogió con una muestra de 35
niños y por observación directa. Kussmaul, como ya hemos visto, se situa en esta tradición por
perfilar un criterio normativo de adquisión infantil.
Por tanto, desde la publicación en 1801 de la obra de Itard De l’education d’un homme
sauvage, con su “método fisiológico”, hasta la aparición -en nuestro país- de la obra de Rodriguez
Lafora Los niños mentalmente anormales (1917), transcurre un siglo en el devenir de la
metodología y psicodiagnosis de la persona diferentes, sobre todo de cara a la interpretación de la
problemática mental.
Para una mayor claridad didáctica y en pos de una delimitación lo más sistemática posible,