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Tratado De Derecho Penal - Parte General - Tomo II

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tradición del pensamiento occidental se eririqucce con un aito respeto<br />

por la dignidad humana.<br />

Es 61 mismo quien se ocupa de proporciorianios sus puntos de<br />

partida, sintetizados en el prefacio a la quinta edición y en los<br />

Trolegbrnenosw del Programma w2. Estos puntos básicos se encuentran<br />

desarrollados sistemáticamente en su obra, porque Carrara es<br />

rm jurista, un científico que escribe cuando ya ha pasado el auge<br />

de los trabajos de pura política perd y cuando, como cowencia<br />

de la codificación, se desencadena el positivismo juridico y, si bien<br />

dice de vez en cuando que no se ocupa de cuestiones filosóficas, lo<br />

cierto es que toda su obra refleja una postura y una preocupación<br />

filosófica primordial, siendo ella misma expresión de una inconmovible<br />

fe en la razón, que le permite construir un sistema penal tan<br />

armonioso partiendo sólo de la razón y obviando la ley positiva.<br />

Por otra parte, su obra traduce también una actitud vital frente a<br />

los problemas penales, que es más política que filosófica. Carrara<br />

revela una actitud existencid de respeto a la autonomía ética, que<br />

nos obliga a suscribir la opini6n de. Soler cuando atinadamente le<br />

califica de "católico liberal" lg', siendo realmente difícil encuadrarle<br />

filosóficamente.<br />

Carrara no fue un filósofo -y menps un filósofo de escuela-,<br />

pero fue un jurista que elaboró su sistema con muchos elementos<br />

axistotélicos, con otros de la tradición iluminista, con algunos del<br />

idealismo denián, pero sobre todo, presidiendo su tarea con una<br />

actitud reverencia1 ante la persona humana. El idealismo alemán<br />

también le era conocido, aunque rio puede considerárselo un tributario<br />

del mismo. Cabe recordar que Carrara sucedió en la cátedra<br />

de Pisa a Francesco Antonio Mori, que ~ublicó 10s comidos<br />

Scritti Germanici, que era una colección de trabajos alemanes. entre<br />

los que se destacaban especialmente los de Mittermeier, e! mntinuador<br />

de Ia obra de Feuerbach. Carrara, como realista de cuño<br />

aristotélico, no podía rnenos que rechazar al idealismo alemán, especialmente<br />

al romanticismo hegeliano, pero ello no significa que<br />

no lo haya conocido y, menos aún que no haya ejercido el cnticismo<br />

ninguna influencia en 61. Si bien Carrara no fue en modo alguno<br />

sucesor intelectual de Mori, no pudo menos que empaparse de<br />

'g2 Ambos textos se encuentran en castellano en la traducción de Sebas-<br />

Soler con la colaboración de Ernesto R. Cavier y Ricardo C. Núña (Bs.<br />

AS., 1944). Nuestras citar son de la ll+ edición italiana, Firenze, 1924.<br />

19' Pr6logo a la trad. castellana, cit., T. 1.

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