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Tratado De Derecho Penal - Parte General - Tomo II

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tima era una garantía de liinitación del derecho penal frente a la<br />

conciencia individual, pero fue finalmerite neutralizada por su base<br />

de sustentación idealista. El camino tomista, si bien ofrc:cia mayores<br />

garantías, fue bastante tergiversado, por sus intérpretes -y aún lioy<br />

suele serl*, dado que frecuentemente su concepción del EbtiiJo<br />

como necesidad natural fue maiiejada en forma idealiqta, id(mtificando<br />

la necesidad natural del derccho y del Estado con una concepcir'Jn<br />

determinada del Estado. Así se pretendió encontrar en el concepto<br />

aristotélico-tomista del Estado la garantía ideológica del Estado monárquico,<br />

feudal, etc., lo que hizo que el liberalismo atacara este concepto,<br />

alzando la bandera del contractualismo.<br />

118. Duns Escoto y las perspectivas que se desprenden del debate<br />

escglástico ls4. La posición de Santo Tomás respecto de la voluntad<br />

divina, como vimos, era totalmente intelectualista. Para ello<br />

Santo Tomás partía de la realidad de los principios metafísicos, tales<br />

como el principio de no contradicción, por ejemplo. En el campo<br />

opuesto, se afirmó la subjetividad de tales principios -corriente<br />

que se conoce como "nomina1ismo"-, afirmando que no pertenecen<br />

a lo objetivo y real y que, en consecuencia, no son limitativos<br />

de la voluntad divina. Esta senda fue abierta por Duns Escoto<br />

(muerto en 1308), quien afirmaba que Dios no está limitado por<br />

la razón, lo que implicaría una negación de su omnipotencia. La<br />

consecuencia inmediata de este pensamiento es que la razón no<br />

nos conduce a la verdad.<br />

Que todo es posible para Dios significa que Dios no está sometido<br />

a la ética ni a la razón. Esto indica que los "innumerables 'no<br />

puedes' dictados por la razón, y los aún más innumerables 'debes' impuestos<br />

por la ética, no nos conducen al principio supremo, a la ultima<br />

fuente del ser"I8Q. E& pensamiento conduce a una inconciliabilidad<br />

absoluta en& razón y fe, para la cual la religión es un escándalo de<br />

la razón. "Dichoso el que no se escandalice de mí", decía Jesucristo<br />

y Kierkegaard llegó a afirmar que es- palabras están en la base misma<br />

del Cristianismo 100.<br />

las kbre Duns Escdo: HARRIS, CHARLES REGINUD SCHILLER, DUR~<br />

ScScotuP, Oxford, 1927; B-NI, E m , Dum Scoto, Brescia, 1945; obras: Duns<br />

Scotus, Joannes, Opffa umnb, Vaticano, 1950.<br />

lS8 (=<strong>II</strong>ESTOV, LEÓN, Kierkeg~rd y .b filosofía existenciol, Bs. As., 1951,<br />

p. 227.<br />

'*O CHES'IDV, op. cit., p. 73.

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