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Tratado De Derecho Penal - Parte General - Tomo II

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la admite como posibilidad. Marcuse proyecta un cambio social en<br />

que el trabajo desaparezca como necesidad, es decir, en que se<br />

opere lo que llama un "cambio cualitativon -en lo que coincide<br />

con Fourier- "' y se pregunta si este soñado "cambio cualitativo"<br />

podrá sobrevenir con una simple radicalización de las necesidades<br />

actuales o si necesitará una "dictadura de la idea" "'. En el fondo,<br />

esto no pasa de ser un jusnaturalismo bastante nebuloso, pero no<br />

muy diferente del que siempre caracterizó al anarquismo<br />

En general, el pensamiento de esta corriente parte de una teoría<br />

del conocimiento que no se aleja mucho del humanismo metafísico<br />

"', pero la admisión de la posibilidad de la "dictadura de la<br />

idea" y la desconfianza hacia el papel que pueda dese.mpeñar el<br />

proletariado, al menos en los.países desarrollados, nos pone frente<br />

a un poco claro panorama de marxismo sin comunismo, Freud coiisiderado<br />

simple denunciador de represiones sexuales las, Hegel demostrando<br />

la necesidad del cambio, todo dicho con terminología<br />

acentuadamente existencialista ( Marcuse fue alumno de Heidegger ),<br />

y sin que quede en claro cuál es la sociedad sin represión, soñando<br />

con reducir la filosofía a política, auiiquc no desdeñando de vez en<br />

cuando a la filosofía.<br />

Todo esto parece ser confuso dentro de la teoría crítica, pero<br />

no podemos negarle un mérito, que por cierto no es exclusivo: puso<br />

de relieve la conexión íntima entre ciencia y política. En este sentido,<br />

revela la impostura política del positivismo.<br />

En contra de Max Weber, que había distinguido nítidamente la<br />

función del político y la del científico '46, la teoría crítica vuelve a<br />

imbricar ambas funciones y demuestra la artificiosidad de la separación,<br />

que es la base de cualquier positivismo, entendido como recurso<br />

para neutralizar a los científicos. El positivismo, en cualquiera de SUS<br />

formas, es un dogmatismo disfrazado con la autoridad de un pretendido<br />

conocimiento objetivo, que facilita el acceso de los autoritarismos<br />

más aberrantes. Hemos citado autores de muy diversas tendencias que<br />

se han percatado de ello. Pues bien, la teoría crítica también lo hizo,<br />

sólo que por razones circunstanciales ha tenido la suerte de llamar<br />

más poderosament~ la atención respecto de este fenómeno en los ú,ltimos<br />

años y, además, dada la popularización de algunos de sus voce-<br />

j4' V. infra, S 194.<br />

14- MARCUSE, El fhal de Ia citopía, p. 35.<br />

143 fdem, p. 90.<br />

144 Cfr. THERBORN, op. cit.. p. 16.<br />

'45 Especialmente M~~cuss, Erus I, c~iuiliuición, cit.<br />

'$6 V. WEBER, MAX, El l101íticv y e1 científico, Madrid, 1972.

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