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[ sendas de freire ] - Institutpaulofreire.org

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Este es el camino necesario, precisamente, para alcanzar este rigor. Valora<br />

entonces, tanto el resultado, como el proceso requerido para alcanzarlo.<br />

Esta reflexión es clave, pues muchas veces nos instalamos (ya sea<br />

en el terreno <strong>de</strong> la educación, la ciencia o la política) en la afirmación<br />

<strong>de</strong> que “el otro no sabe”. Y como no sabe, entonces... ¿para qué preguntarle?...<br />

¿para qué tomarlo en cuenta?<br />

Esta falsa premisa que niega todo el pensamiento <strong>de</strong> Freire, se<br />

establece como práctica común. Y no sólo en el campo específicamente<br />

educativo, sino también en prácticamente todas las esferas <strong>de</strong>l conocimiento<br />

humano. Por ello, no es <strong>de</strong> extrañar que políticos progresistas<br />

en el discurso político, sean <strong>de</strong> lo más conservadores posiciones prácticas<br />

intelectuales, <strong>de</strong> gobierno, académicas y/o pedagógicas.<br />

Las consecuencias <strong>de</strong> “no partir <strong>de</strong>l otro”, sin duda son graves en<br />

el aula. Pero también lo son (y quizá mucho más) en la construcción<br />

<strong>de</strong>mocrática <strong>de</strong> nuestros países. En ellos, la relación sociedad – gobierno<br />

acaba siempre dominada por la imposición <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l gobierno<br />

y la autoridad, sobre la población.<br />

Así pues, pedagógicamente hablando, el “punto <strong>de</strong> partida” es<br />

siempre el sentido común <strong>de</strong> los educandos, <strong>de</strong> los ciudadanos y ciudadanas...<br />

y no el rigor científico <strong>de</strong>l educador, o el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la autoridad.<br />

Debemos reconocer y asumir que siempre <strong>de</strong>bemos partir <strong>de</strong> los<br />

niveles <strong>de</strong> comprensión <strong>de</strong> los educandos. De la comprensión (objetiva<br />

y subjetiva) <strong>de</strong> su medio. De la observación <strong>de</strong> su realidad y <strong>de</strong> la expresión<br />

que ellos mismos tienen <strong>de</strong> esa realidad.<br />

Si trasladamos este planteamiento al aula, <strong>de</strong>beríamos revisar la<br />

forma como “damos” clases, y la lógica con que <strong>org</strong>anizamos nuestros<br />

currículums.<br />

Asumir este reto implica siempre un acto creativo e imaginativo<br />

<strong>de</strong>l educador y la educadora. El educador(a) tiene que ser un creador,<br />

un inventor y un reinventor constante <strong>de</strong> todos aquellos medios y caminos<br />

que faciliten más y más la problematización <strong>de</strong>l objeto que ha <strong>de</strong><br />

ser <strong>de</strong>scubierto y, finalmente, aprehendido por los educandos.<br />

A manera <strong>de</strong> síntesis<br />

Sintetizando, podríamos <strong>de</strong>cir que hablamos <strong>de</strong>:<br />

• Una educación dialógica, es <strong>de</strong>cir, que por tanto sabe escuchar,<br />

como sabe <strong>de</strong>cir.<br />

• Una educación que parta <strong>de</strong> la realidad y <strong>de</strong> la práctica social <strong>de</strong><br />

los sujetos… y no <strong>de</strong> la teoría abstracta.

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