Ancient Spanish Bible (with variants) - Jewish testimonies

29. 5–30. 4 PROVERBIOS 1050
5 El hombre que lisonjea a su prójimo, red tiende delante
6 de sus pasos. En la prevaricación del hombre malo hay
7 lazo; mas el justo cantará y se alegrará. Conoce el justo
el derecho de los pobres; mas el impío no entiende sabi-
8 duría. Los hombres burladores enlazan la ciudad; mas
9 los sabios apartan la ira. Si el hombre sabio contendiere
con el loco, que se enoje o que se ría, no tendrá reposo.
10 Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto; mas los
11 rectos buscan su alma. El loco da rienda suelta a todo su
12 espíritu; mas el sabio al fin lo sosiega. Del señor que escucha
la palabra mentirosa, todos sus ministros son im-
13 píos. El pobre y el usurero se encontraron; el SEÑOR
14 alumbra los ojos de ambos. El rey que juzga con verdad
15 a los pobres, su trono será firme para siempre. La va-
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ra y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho suelto
avergonzará a su madre. Cuando los impíos son muchos,
mucha es la prevaricación; mas los justos verán la ruina
17 de ellos. Corrige a tu hijo, y te dará descanso, y dará de-
18 leite a tu alma. Sin visión profética el pueblo perecerá;
19 mas el que guarda la ley es bienaventurado. El siervo no
se castigará con palabras; porque entiende, mas no hace
20 caso. ¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más es-
21 peranza hay del loco que de él. El que regala a su siervo
22 desde su niñez, a la postre será su hijo. El hombre ira-
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cundo levanta contiendas; y el furioso muchas veces peca.
La soberbia del hombre le abate; pero al humilde de espí-
24 ritu sustenta la honra. El cómplice del ladrón aborrece
25 su vida; oirá maldiciones, y no lo denunciará. El temor a
los hombres es peligroso; mas el que confía en el SEÑOR
26 será levantado. Muchos buscan el favor del príncipe; mas
27 del SEÑOR viene el juicio de cada uno. Abominación es
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a los justos el hombre inicuo; y abominación es al impío el
de rectos caminos.
Palabras de Agur, hijo de Jaqué: La profecía que dijo el
2 varón a Itiel, a Itiel y a Ucal. Ciertamente más rudo soy
3 yo que ninguno, ni tengo entendimiento de hombre. Yo
4 ni aprendí sabiduría, ni conozco la teología. ¿Quién subió
al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus