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hablaba de lo que ocurría dentro de la comuna y de sus sentimientos íntimos. Pero a<br />

partir de cierto momento, eso se interrumpió. Si le enviaba yo una carta a él, no<br />

recibía respuesta. Lo llamaba por teléfono y casi nunca respondía. Cuando lo hacía,<br />

la conversación se terminaba enseguida. Además, Fukada hablaba con frialdad, como<br />

si supiera que alguien nos estaba escuchando a escondidas.<br />

El profesor juntó las manos sobre las rodillas.<br />

—Visité Vanguardia en varias ocasiones. Necesitaba hablar con Fukada sobre<br />

Eri, y como el teléfono y las cartas habían fallado, no me quedó más remedio que<br />

plantarme allí sin más. Sin embargo, no me dejaron entrar en el terreno. Al llegar a la<br />

entrada, me echaban literalmente de allí. No me permitieron verlo bajo ninguna<br />

circunstancia. De repente, cercaron el terreno de Vanguardia con una reja alta y<br />

daban con la puerta en las narices a toda persona ajena.<br />

«Fuera de allí, nadie tenía ni idea de qué ocurría en el interior de la comuna.<br />

Entendía que Amanecer, la facción a favor de la lucha armada, hubiera adoptado una<br />

postura secretista. Aspiraban a una revolución mediante la fuerza de las armas y, por<br />

lo tanto, tenían que esconderse. Pero en Vanguardia eran pacíficos; simplemente se<br />

dedicaban a la agricultura orgánica y siempre habían adoptado una postura amistosa<br />

frente al mundo exterior. Justo por eso los paisanos lo veían con buenos ojos. Sin<br />

embargo, por aquel entonces, la comuna era como una fortaleza. La actitud y el<br />

semblante de la gente que allí se encontraba también parecían haber cambiado. Las<br />

gentes de los alrededores estaban igual de perplejas que yo por la transformación de<br />

Vanguardia. Cuando pienso que podría haberle ocurrido algo al matrimonio Fukada,<br />

no puedo evitar preocuparme. Así han pasado estos siete años, sin una sola noticia.<br />

—¿Ni siquiera sabe si están vivos? —preguntó Tengo.<br />

—No, ni siquiera eso. No tengo ninguna pista. Intento no ponerme en el peor de<br />

los casos, pero no es normal que Fukada no se haya puesto en contacto conmigo ni<br />

una sola vez durante estos siete años. No puedo evitar pensar que les ha sucedido<br />

algo. —En ese punto, el profesor bajó el volumen de su voz—. Quizá los retengan a la<br />

fuerza en el interior. O quizá les haya ocurrido algo peor.<br />

—¿Algo peor?<br />

—Me refiero a que no podemos descartar la peor de las posibilidades.<br />

Vanguardia ya no es la pacífica comuna agrícola de antes<br />

—¿Quiere decir que esa organización ha empezado a tomar un rumbo peligroso?<br />

—Eso es lo que yo creo. Según la gente de la zona, parece ser que el número de<br />

personas que entra y sale de Vanguardia ha aumentado mucho. Incluso hay coches<br />

que entran y salen a menudo. Muchos de ellos con matrícula de Tokio. De vez en<br />

cuando se ven grandes coches de lujo, lo cual resulta extraño en una zona rural. Al<br />

parecer, el número de miembros de la comuna también ha aumentado de forma<br />

vertiginosa. Han construido más edificios e instalaciones y los han equipado.

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