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padres eran devotos fervientes de la Asociación de los Testigos, y todavía hoy lo son.<br />

Además, nunca le han perdonado que abandonara su fe. Y eso es algo que a usted<br />

aún hoy la aflige.<br />

Aomame asintió en silencio. La señora prosiguió.<br />

—Si quiere que le dé mi más sincera opinión, no se puede decir que la<br />

Asociación de los Testigos sea una religión honesta. Si cuando usted era pequeña<br />

hubiera sufrido una herida grave o hubiera enfermado y la hubieran tenido que<br />

operar, podría haberse quedado ahí y perder la vida. Una religión que llega a<br />

prohibir una operación necesaria para conservar una vida sólo por el hecho de que<br />

infringe literalmente la Biblia no es más que una secta. Se trata de un abuso absoluto<br />

del dogma.<br />

Aomame asintió. Una de las primeras cosas que les metían en la cabeza a los<br />

niños de la Asociación de los Testigos era la idea del rechazo a las transfusiones de<br />

sangre. Les enseñaban que se era mucho más dichoso al morirse e ir al Cielo<br />

conservando el cuerpo y el alma puros, que permitiendo realizar una transfusión de<br />

sangre, en contra de los preceptos del Señor, e ir al Infierno. No había lugar para<br />

transigencias. Los caminos a seguir eran descender al Infierno o ascender al Cielo.<br />

Los niños aún carecen de capacidad de raciocinio. No tienen ni idea de si esa forma<br />

de pensar está generalizada o si es correcta desde un punto de vista científico. No les<br />

queda más remedio que creerse lo que aprenden de sus padres. «Si yo, cuando era<br />

una niña, me hubiera visto en la situación de necesitar una transfusión de sangre, si<br />

mis padres me lo hubieran ordenado, me habría negado a recibirla y habría elegido<br />

morirme. Así me llevarían al Cielo o a cualquier otro lugar irracional.»<br />

—¿Es famosa esa secta? —preguntó Aomame.<br />

—Se llama Vanguardia. Supongo que usted también habrá oído hablar de ella.<br />

Hubo una época en la que salía todos los días en los periódicos.<br />

Aomame no recordaba haber escuchado ese nombre. Pero asintió,<br />

ambiguamente, sin decir nada, porque le dio la impresión de que era mejor así. Era<br />

consciente de que, en ese momento, ella no estaba en 1984, sino que parecía vivir en<br />

un mundo llamado 1Q84 que había sufrido algunas alteraciones. Aún no dejaba de<br />

ser más que una hipótesis, pero, paso a paso, cada día adquiría más verosimilitud. Y<br />

parecía que aún había mucha información en aquel nuevo mundo que le era<br />

desconocida. Tenía que andar con cautela en todo momento.<br />

La señora siguió hablando.<br />

—Vanguardia dio sus primeros pasos como una pequeña comunidad agrícola<br />

dirigida por un núcleo formado por un grupo de la nueva izquierda que había huido<br />

de la ciudad. Sin embargo, a partir de cierto momento, de repente viró de rumbo y se<br />

convirtió en una entidad religiosa. Desconozco bajo qué circunstancias se produjo ese<br />

viraje. La verdad es que es una historia extraña a más no poder. Pero, de cualquier<br />

forma, parece que la mayoría de los miembros se quedaron allí. Ahora también ha

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