13.05.2013 Views

pablo.pdf

pablo.pdf

pablo.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

podía decirse que fuera responsabilidad suya. No vivía en la casa de la patrona y, a<br />

no ser por algún asunto especial, de noche siempre regresaba a su casa, que estaba a<br />

unos diez minutos a pie, y dormía allí. La muerte de la perra y la desaparición de la<br />

niña habían ocurrido de noche, en su ausencia. No había podido evitar ninguna de<br />

las dos cosas. Su trabajo consistía en proteger a la señora y la Villa de los Sauces y no<br />

podía apañárselas para garantizar también la seguridad de la casa de acogida, que se<br />

encontraba fuera del terreno. Y sin embargo, aquellos acontecimientos suponían para<br />

él un fracaso personal y una humillación imperdonable hacia su persona. .<br />

—¿Está preparada para encargarse de esa persona? —le preguntó la señora a<br />

Aomame.<br />

—Sí, lo estoy —respondió Aomame con claridad.<br />

—No va a ser una tarea sencilla —dijo la señora—. Es cierto que los trabajos que<br />

le encargo nunca son fáciles, pero esta vez todavía menos. Por mi parte, haré todo lo<br />

posible, pero aún no estoy convencida de hasta qué punto puedo garantizar su<br />

seguridad. Posiblemente entrañe un riesgo mayor al que ha estado expuesta hasta<br />

ahora.<br />

—Soy consciente de ello.<br />

—Como ya le he dicho antes, no quiero ponerla en una situación de peligro,<br />

pero, francamente, en este caso las opciones son limitadas.<br />

—No importa —dijo Aomame—. Ese hombre no puede seguir viviendo.<br />

La señora alcanzó la copa y tomó un sorbo de jerez para probarlo. Luego volvió a<br />

contemplar los peces de colores durante un buen rato.<br />

—Siempre me ha gustado beber jerez a temperatura ambiente en las tardes de<br />

verano. No me gusta beber cosas frías cuando hace calor. Después de beber jerez, me<br />

tumbo un poco y duermo. Me quedo dormida sin darme cuenta. Al despertarme,<br />

hace un poquito menos de calor. Ojalá pudiera morirme así algún día. Beber jerez en<br />

una tarde de verano, recostarme en el sofá, quedarme dormida sin darme cuenta y no<br />

volver a despertar.<br />

Aomame tomó su copa y bebió a su vez un poco de jerez. El sabor de aquel vino<br />

no le gustaba demasiado, pero le apetecía beber algo. A diferencia de lo que le había<br />

sucedido con el té helado, esta vez sí que podía sentir el sabor. El gusto punzante del<br />

alcohol le aguijoneó la lengua.<br />

—Quiero que me responda con sinceridad —dijo la señora—: ¿Tiene usted<br />

miedo a morir?<br />

La respuesta se demoró. Aomame negó con la cabeza.<br />

—Comparado con el miedo que tengo a vivir siendo yo misma, no.<br />

Una fugaz sonrisa afloró a los labios de la señora. Parecía que había rejuvenecido<br />

un tanto con respecto a hacía un rato. La vitalidad volvió a sus labios. Quizá la

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!