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—En efecto. Has sido arrastrada a este mundo porque cambiaron las agujas de la<br />

vía del tren en el que ibas subida.<br />

—¿Tiene la Little People algo que ver?<br />

—En este mundo existe la Little People. Por lo menos, así es como se la llama en<br />

este mundo. Pero no siempre ha de tener una forma y un nombre.<br />

Aomame se mordió el labio y reflexionó sobre ello. Luego habló:<br />

—Me da la impresión de que te contradices. Supongamos que la Little People<br />

cambió la vía y me arrastró a 1Q84. Si la Little People no desea que haga lo que estoy<br />

a punto de hacerte, ¿por qué han tenido que tomarse la molestia de traerme hasta<br />

aquí? Quitarme de en medio habría sido más beneficioso para ellos...<br />

—No resulta fácil de explicar —dijo el hombre con voz monocorde—. Pero tú<br />

eres bastante espabilada. Aunque vagamente, quizá puedas comprender lo que estoy<br />

diciendo. Como te comenté antes, lo más importante para el mundo en el que<br />

vivimos es mantener el equilibrio entre la proporción de bien y de mal. En realidad,<br />

la Little People, o el designio que hay detrás de ella, es muy poderosa. Sin embargo,<br />

cuanto más usa su poder, el poder que lo contrarresta va elevándose de forma<br />

automática. Así, el mundo preserva ese frágil equilibrio. Ése es un principio<br />

inmutable, independientemente del mundo en el que nos encontremos. Lo mismo<br />

ocurre en el mundo de 1Q84. Cuando la Little People empezó a ejercer ese inmenso<br />

poder, un poder anti Little People surgió de manera automática. Y ese impulso de<br />

oposición debió de arrastrarte a 1Q84. —Todavía tendido sobre la alfombrilla azul,<br />

como un tiburón varado en la costa, aquella mole humana respiró hondo—.<br />

Siguiendo con la analogía del ferrocarril de antes, ellos pueden cambiar las agujas de<br />

la vía. A raíz de ello, el tren ha entrado en esta línea. La línea de 1Q84. Sin embargo,<br />

no pueden identificar ni seleccionar uno por uno a los viajeros del tren. Es decir,<br />

probablemente haya gente no deseada a bordo.<br />

—Pasajeros que no han sido invitados.<br />

—Exacto.<br />

Un trueno retumbó. «¡Qué extraño!», pensó Aomame. «A pesar de que está<br />

tronando tan cerca, no relampaguea. Ni rompe a llover.»<br />

—¿Has entendido hasta ahora?<br />

—Te escucho. —Ya había apartado el extremo de la aguja de la nuca del hombre<br />

y la dirigía hacia el aire con precaución. «Ahora tengo que poner toda mi atención en<br />

lo que me está contando.»<br />

—Donde hay luz tiene que haber sombra y donde hay sombra tiene que haber<br />

luz. No existe la sombra sin luz, ni la luz sin sombra. Eso cuenta Cari Jung en una de<br />

sus obras.

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