13.05.2013 Views

pablo.pdf

pablo.pdf

pablo.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Aomame se quedó sorprendida. La perra tenía tan sólo cinco o seis años. No era<br />

tan vieja como para morirse.<br />

—Pues cuando la vi la última vez, no tenía mal aspecto...<br />

—No se murió de enfermedad —aclaró Tamaru, con voz monótona—. Por la<br />

mañana, apareció hecha pedazos.<br />

—¿Hecha pedazos?<br />

—Tenía las entrañas desparramadas, como si hubiera explotado. Estaban<br />

extendidas por todas partes. Tuvimos que ir recogiendo pedazo a pedazo con papel<br />

de cocina. El cadáver se encontraba en un estado deplorable, como si le hubieran<br />

dado la vuelta desde dentro. Parecía que alguien le hubiera colocado una pequeña y<br />

potente bomba en el interior del estómago.<br />

—¡Pobre!<br />

—La perra ya no tiene remedio —dijo Tamaru—. Una vez muerto, no se vuelve a<br />

la vida. Podemos encontrar un perro guardián que la sustituya. Lo que me preocupa<br />

es ¿qué ocurrió exactamente? No se trata de algo que cualquiera pueda hacer. Me<br />

refiero a lo de meter una bomba en el estómago de un perro. En principio, si alguien<br />

desconocido se le hubiera acercado, se habría puesto a ladrar como una loca. No es<br />

algo que pueda hacerse así como así.<br />

—Es verdad —admitió Aomame con voz seca.<br />

—Las chicas del centro de acogida han sufrido una conmoción y tienen miedo.<br />

La que se encargaba de darle de comer fue la que se encontró con ese panorama por<br />

la mañana. Vomitó con todas sus fuerzas y, luego, me llamó por teléfono. Le<br />

pregunté si habían sentido algo extraño la noche anterior. Nada. Ni siquiera oyeron<br />

el ruido de la explosión. Si se hubiera producido tal estruendo, lo normal sería que<br />

todas se hubieran despertado, porque estamos hablando de mujeres que viven presas<br />

del miedo. O sea, fue una explosión sorda. Tampoco oyeron los ladridos de la perra.<br />

Fue una noche silenciosa, como cualquier otra. Pero, por la mañana, la perra yacía<br />

con las entrañas completamente hacia fuera. Las vísceras, aún frescas, estaban<br />

esparcidas alrededor, y los cuervos del vecindario se regocijaban ya de mañana. Pero<br />

a mí había demasiadas cosas que no me hacían ninguna gracia, por supuesto.<br />

—Está sucediendo algo extraño.<br />

—Sin lugar a dudas —añadió Tamaru—. Está sucediendo algo extraño. Y si mi<br />

intuición no se equivoca, esto no es más que el comienzo.<br />

—¿Has avisado a la policía?<br />

—Ni hablar. —Tamaru soltó un sutil ruido burlón por la nariz—. La policía no<br />

sirve para nada. Lo único que hacen es seguir pistas equivocadas en el lugar<br />

equivocado, y la historia se complicaría aún más.<br />

—¿Qué opina Madame al respecto?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!