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Su trato con Komatsu había sido frecuente. Durante todo ese tiempo, Tengo<br />

había visto el anverso y el reverso de su cara. Komatsu era un lobo solitario dentro<br />

de aquel sector y parecía vivir haciendo lo que le venía en gana. Mucha gente se<br />

dejaba engañar por su apariencia, pero si se consideraban las circunstancias que lo<br />

rodeaban y se observaba con atención, uno se daba cuenta de que sus actos habían<br />

sido calculados con frialdad. En una partida de shōgi, el ajedrez japonés, sería como<br />

adelantarse varios movimientos al adversario. Estaba claro que le gustaban las<br />

estrategias ingeniosas, pero siempre trazaba una línea en el lugar adecuado e<br />

intentaba no salirse de ella. Se podría decir que tenía un carácter más bien sensible.<br />

La mayoría de sus irreverencias no eran más que puro teatro.<br />

Komatsu era precavido y se cubría las espaldas. Por ejemplo, una vez por<br />

semana escribía una columna literaria en la edición vespertina de cierto periódico. En<br />

ella loaba o denigraba a distintos autores. Los textos que escribía cuando denigraba<br />

eran bastante duros. Ese tipo de textos era su punto fuerte. Aunque era una columna<br />

anónima, la gente del sector sabía quién la escribía. Huelga decir que no a todo el<br />

mundo le gusta que hablen mal de uno en los periódicos, así que los autores<br />

procuraban, en la medida de lo posible, no quedar mal con Komatsu. Cuando les<br />

pedía un texto para una revista, intentaban no negarse. Al menos aceptaban una vez<br />

de varias. Si no, quién sabe lo que podría escribir de ellos en la columna.<br />

A Tengo no le gustaba demasiado esa vertiente calculadora de Komatsu. Por un<br />

lado, se burlaba del mundo literario; y por el otro, se aprovechaba del sistema.<br />

Komatsu estaba dotado de un excelente olfato como editor y había ayudado a Tengo<br />

en repetidas ocasiones. Sus consejos sobre escribir novelas también habían resultado<br />

bastante valiosos. Pero Tengo trataba de mantener las distancias en su relación con<br />

Komatsu. Si se acercara demasiado a él y, por cometer la torpeza de implicarse<br />

demasiado, todo lo que había conseguido hasta entonces se desmoronara, no podría<br />

soportarlo. En ese sentido, Tengo también era una persona precavida.<br />

—Como acabo de decirte, tu corrección de La crisálida de aire roza la perfección.<br />

Es un gran trabajo —prosiguió Komatsu—, Pero hay una parte, sólo una parte, que<br />

me gustaría que volvieras a corregir, si es posible. No tiene por qué ser ahora mismo.<br />

Tiene nivel suficiente para ganar el premio. Se podría corregir otra vez después de<br />

llevarse el premio, durante la fase de preparación para la publicación en la revista.<br />

—¿Qué parte?<br />

—Cuando la Little People crea la crisálida de aire, hay dos lunas. La chica mira al<br />

cielo y ve dos lunas, una al lado de la otra. ¿Te acuerdas de esa parte?<br />

—Claro que me acuerdo.<br />

—A mí me parece que no se habla lo suficiente sobre las dos lunas. No basta.<br />

Quiero que las describas con mayor detalle. Es lo único que te pido que corrijas.<br />

—La verdad es que sí, quizá la descripción sea un poco somera. Pero ya le he<br />

explicado que no quiero deformar el curso que sigue la obra original de Fukaeri.

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