13.05.2013 Views

pablo.pdf

pablo.pdf

pablo.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

cuerpo pareció aligerársele de pronto. Entonces, Aomame pensó: «Aunque me<br />

entregue a la demencia y la obsesión, aquí y ahora, y destruya así mi cuerpo, aunque<br />

este mundo desaparezca para siempre, ¿qué demonios tengo que perder?».<br />

—De acuerdo —dijo Aomame. Tras morderse los labios durante un instante,<br />

volvió a hablar—. Si puedo hacer algo, me gustaría ayudar.<br />

La anciana extendió ambas manos y agarró las de Aomame. A partir de<br />

entonces, Aomame compartiría sus secretos con la anciana y colaboraría en sus<br />

misiones y en esa especie de demencia. Pero quizá no fuera demencia del todo,<br />

aunque ella no era capaz de discernir dónde se encontraba la línea divisoria.<br />

Además, ella y la anciana iban a enviar a un mundo lejano a hombres por los cuales,<br />

desde cualquier punto de vista, era imposible sentir piedad.<br />

—No ha pasado demasiado tiempo desde que trasladó al otro barrio a aquel<br />

hombre, en el City Hotel de Shibuya —dijo la señora con tranquilidad. Cuando<br />

utilizó la expresión «trasladó al otro barrio», sonó como si hablase de trasladar<br />

muebles.<br />

—Dentro de cuatro días hará dos meses —dijo Aomame.<br />

—Apenas dos meses —prosiguió la anciana—. Por eso no me agrada en absoluto<br />

tener que encargarle un nuevo trabajo. Me gustaría dejar, al menos, medio año de<br />

por medio. Si el intervalo fuera demasiado corto, la carga mental que representa para<br />

usted sería demasiado grande, ya que, cómo podría decirlo, no es normal. Además,<br />

seguro que comenzaría a aparecer gente que sospecharía de la frecuencia con que los<br />

hombres relacionados con la casa de acogida que regento fallecen de un infarto de<br />

miocardio.<br />

Aomame sonrió ligeramente y luego habló.<br />

—Es que en el mundo hay gente muy desconfiada.<br />

La anciana sonrió también.<br />

—Como sabrá, soy una persona sumamente cautelosa. No me fio ni de las<br />

casualidades, ni de las expectativas, ni de la suerte. Busco como puedo una salida<br />

pacífica hasta el último momento y, sólo si juzgo que esta posibilidad no existe, elijo<br />

esa opción. Y cuando llevo a cabo eso que me veo obligada a realizar, elimino todos<br />

los riesgos que se me ocurren. Inspecciono de forma esmerada y meticulosa todos los<br />

factores, dejo todo bien preparado y, después de confirmar que todo está en orden, le<br />

toca a usted. Por eso, hasta ahora, no ha tenido ningún problema, ¿verdad?<br />

—En efecto —confirmó Aomame.<br />

Era, en efecto, tal y como decía. Preparaba los útiles y se presentaba en el lugar<br />

indicado. La situación había sido preparada con todo detalle de antemano. Clavaba<br />

una sola vez una aguja afilada en un punto determinado de la nuca del hombre y

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!