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armando un puzle con las piezas incompletas que le habían dado. Una persona<br />

inteligente ya no se metería en tales líos.<br />

—¿Tienes alguna idea de dónde podría estar?<br />

—Ahora mismo, no.<br />

—Ah, bueno —dijo Komatsu. En su voz se percibían signos de fatiga. Komatsu<br />

nunca mostraba su vulnerabilidad en público—. Siento haberte despertado a estas<br />

horas.<br />

No ocurría muy a menudo que Komatsu se disculpara.<br />

—No importa. La situación lo requería —dijo Tengo.<br />

—Si por mí fuera, me gustaría no tener que involucrarte en todo este jaleo. Tu<br />

papel se limitaba a escribir el texto y ya lo has realizado con creces. Pero en este<br />

mundo las cosas no siempre marchan como uno quiere. Y como te dije en otra<br />

ocasión, navegamos a gran velocidad subidos en el mismo bote.<br />

—Vamos en el mismo barco —añadió Tengo automáticamente.<br />

—Eso es.<br />

—Pero, señor Komatsu, si se diera la noticia de la desaparición de Fukaeri, ¿no se<br />

vendería La crisálida de aire aún más?<br />

—Ya se vende lo suficiente —dijo Komatsu con resignación—. No necesitamos<br />

más propaganda. Un escándalo no nos traería más que problemas. Antes deberíamos<br />

pensar en un sitio tranquilo para aterrizar.<br />

—Un sitio para aterrizar —dijo Tengo.<br />

Komatsu hizo un ruido a través del teléfono, como si tragara algo imaginario.<br />

Luego carraspeó por lo bajo.<br />

—Ya hablaremos de eso con calma en otra ocasión, comiendo algo, una vez que<br />

se arregle este berenjenal. Buenas noches, Tengo. Que duermas bien.<br />

Inmediatamente después, Komatsu colgó el teléfono, pero Tengo fue incapaz de<br />

dormir, como si le hubiera echado una maldición. Aunque tenía sueño, no podía<br />

dormir.<br />

«¡Conque "que duermas bien"!», pensó Tengo. Se sentó a la mesa de la cocina y<br />

se dispuso a trabajar, pero era incapaz de concentrarse. Sacó una botella de whisky<br />

de la alacena, se sirvió un vaso y se lo bebió a pelo, a pequeños sorbos.<br />

Tal vez Fukaeri había cumplido su función de cebo, tal como se había previsto, y<br />

Vanguardia la había secuestrado. A Tengo, esa opción no le parecía improbable. Que<br />

estuvieran vigilando el apartamento en Shinanomachi y, cuando Fukaeri apareció, la<br />

metieran entre varios a la fuerza en un coche y se la llevaran. Rápido y en el

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