13.05.2013 Views

pablo.pdf

pablo.pdf

pablo.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Sin decir nada, la niña le había comunicado: «No hace falta que lo abras ahora.<br />

Ábrelo llegado el momento. Ahora basta con recibirlo».<br />

«Ella ya sabe muchas cosas», pensó Tengo. Él aún no las sabía. En aquel ámbito<br />

nuevo ella tenía el control. Había nuevas reglas, nuevas metas y nuevas dinámicas.<br />

Tengo no sabía nada. Ella sí.<br />

A continuación, la niña soltó la mano derecha que agarraba la mano izquierda de<br />

Tengo y, sin decir nada, sin volverse hacia atrás, salió del aula a paso ligero. Tengo se<br />

quedó solo en aquella aula inmensa. Por la ventana abierta se escuchaban voces de<br />

niños.<br />

Al instante, Tengo supo que estaba eyaculando. Aquella violenta eyaculación se<br />

prolongó durante un rato. Liberó mucho esperma con fuerza. «¿En dónde demonios<br />

estoy eyaculando?», pensó Tengo, confuso. «No es apropiado eyacular de esta<br />

manera en un aula de la escuela primaria. Si alguien estuviera viéndome, me metería<br />

en un lío.» Pero aquello no era el aula de la escuela. Cuando volvió en sí, Tengo había<br />

penetrado a Fukaeri y había eyaculado dentro de ella. No lo había hecho queriendo.<br />

Pero no había podido detenerlo. Todo había ocurrido sin que pudiera remediarlo.<br />

—No te preocupes —dijo Fukaeri poco después, con la misma voz monótona de<br />

siempre—. Yo no me voy a quedar embarazada, porque no tengo la regla.<br />

Tengo abrió los ojos y vio a Fukaeri. Subida encima de él, ella miraba a Tengo.<br />

Sus pechos, de forma perfecta, estaban delante de él. Respiraban serena y<br />

ordenadamente.<br />

«¿Era eso ir al pueblo de los gatos?», quiso preguntarle Tengo. «¿Qué clase de<br />

lugar es el pueblo de los gatos?» Intentó pronunciar esas palabras, pero los músculos<br />

de la boca no se movieron ni un ápice.<br />

—Era necesario —dijo Fukaeri leyendo sus pensamientos. Fue una respuesta<br />

concisa. Además, no respondía a nada, como de costumbre.<br />

Tengo volvió a cerrar los ojos. Había ido allí, había eyaculado y había regresado<br />

de nuevo aquí. La eyaculación había sido real, igual que el esperma que había<br />

expulsado. Si Fukaeri decía que había sido necesario, es que quizá lo había sido. El<br />

cuerpo de Tengo aún estaba entumecido y sin sensibilidad. Además, la languidez<br />

posterior a la eyaculación envolvía su cuerpo como una fina membrana.<br />

Durante un buen rato, Fukaeri permaneció en la misma postura y exprimió con<br />

eficiencia hasta la última gota de esperma de Tengo, como un insecto libando miel.<br />

Literalmente, no dejó ni una gota. Luego extrajo tranquila el pene de Tengo y, sin<br />

decir nada, salió de la cama y fue al cuarto de baño. Cuando se dieron cuenta, había<br />

dejado de tronar. El aguacero también había escampado de repente. Las tormentosas<br />

nubes que habían permanecido con tenacidad sobre el edificio habían desaparecido<br />

sin dejar rastro. En los alrededores reinaba un silencio tan absoluto que parecía irreal.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!