13.05.2013 Views

pablo.pdf

pablo.pdf

pablo.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

TENGO<br />

¡Pobres guiliacos!<br />

Capítulo 20<br />

Tengo no podía dormir. Fukaeri estaba metida en su cama, con su pijama,<br />

profundamente dormida. El había preparado el sofá para dormir (como a menudo se<br />

echaba la siesta en él, no le resultaba incómodo), pero al tumbarse no había podido<br />

pegar ojo y se fue a la mesa de la cocina y se puso a escribir la continuación de la<br />

novela. El ordenador estaba en el dormitorio, de modo que escribía en un cuaderno<br />

de notas con un bolígrafo. Eso tampoco lo incomodaba demasiado. El ordenador era,<br />

ciertamente, más cómodo en lo que a velocidad y almacenamiento de datos se refiere,<br />

pero él adoraba la clásica acción de escribir a mano en un papel.<br />

Que Tengo escribiera de noche resultaba más bien raro. Él prefería escribir<br />

durante el día, cuando la gente caminaba por la calle. Si escribía cuando la oscuridad<br />

lo envolvía todo y reinaba un profundo silencio, a veces el texto resultaba demasiado<br />

denso. Muchas veces tenía que reescribir durante el día las partes que había<br />

redactado por la noche. Para evitar tener que repetir el trabajo, era mejor escribirlo<br />

todo de día.<br />

Sin embargo, cuando aquella noche se puso a escribir a mano, tenía la mente<br />

ágil. Su imaginación se desperezó y la historia fluyó libremente. Una idea se unía de<br />

forma natural a otra. El flujo apenas se interrumpía. El extremo del bolígrafo no<br />

dejaba de hacer ruido, obstinadamente, sobre el papel blanco. Cuando la mano<br />

derecha se le cansó, dejó el bolígrafo sobre la mesa y movió los dedos en el aire, como<br />

un pianista practicando escalas imaginarias. Las agujas del reloj se acercaban a la una<br />

y media. Resultaba chocante que no se oyera ningún ruido del exterior. Quizá las<br />

gruesas nubes, como de algodón, que cubrían el cielo de la ciudad habían absorbido<br />

todos los ruidos excesivos.<br />

A continuación volvió a tomar el bolígrafo y formó una hilera de palabras sobre<br />

el cuaderno. Mientras escribía se acordó de algo A la mañana siguiente venía su<br />

novia. Ella siempre iba los viernes por la mañana, sobre las once. Antes tendría que

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!