13.05.2013 Views

pablo.pdf

pablo.pdf

pablo.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Hace mucho tiempo que no veo al señor Komatsu, y él tampoco se ha puesto<br />

en contacto conmigo. Debe de andar bastante ocupado. Como La crisálida de aire se ha<br />

convertido en un best seller, se habrá metido en un jaleo. Pero ya va siendo hora de<br />

que nos veamos y hablemos seriamente sobre distintos asuntos. Ahora que tú estás<br />

aquí sería una buena ocasión. ¿Por qué no quedamos todos?<br />

—Los tres.<br />

—Sí. Eso agilizaría todo el asunto.<br />

Fukaeri reflexionó un instante. Quizás estuviera imaginándose algo. Luego<br />

respondió:<br />

—Está bien. Si es posible...<br />

«Si es posible...», repitió Tengo para sí. Sonaba como un vaticinio.<br />

—¿Crees que a lo mejor no es posible? —preguntó tímidamente Tengo.<br />

Fukaeri no contestó.<br />

—Si es posible, quedaremos con él. No debería haber ningún problema.<br />

—Quedar para qué.<br />

—¿Quedar para qué? —repitió Tengo—. Primero para devolverle el dinero. Ha<br />

transferido dinero a mi cuenta bancaria como remuneración por la corrección de La<br />

crisálida de aire. Pero yo no pienso aceptarlo. No me arrepiento de haber reescrito el<br />

libro. Es un trabajo que me ha motivado y me ha guiado por el buen rumbo. No está<br />

bien que yo lo diga, pero creo que ha sido un buen trabajo. Y la verdad es que ha<br />

tenido buena acogida y se está vendiendo. No creo que me haya equivocado<br />

aceptando el trabajo. Aunque tampoco pensaba que el asunto fuera a tomar tales<br />

proporciones. Obviamente, fui yo el que acepté y, por lo tanto, debo asumir la<br />

responsabilidad. Pero ahora mismo no tengo intención de aceptar esa paga.<br />

Fukaeri hizo ademán de encoger ligeramente los hombros.<br />

—Tienes razón —admitió Tengo—. Quedar con él quizá no cambie nada, pero<br />

quiero dejar clara mi posición.<br />

—A quién.<br />

—Principalmente a mí mismo —dijo bajando un poco la voz.<br />

Fukaeri cogió la tapa del tarro de la mermelada y lo observó como si fuera algo<br />

extraño.<br />

—Pero quizá ya sea demasiado tarde —añadió Tengo.<br />

Fukaeri no dijo nada al respecto.<br />

Cuando, pasada la una, llamó por teléfono a la empresa de Komatsu (por la<br />

mañana Komatsu nunca estaba en el trabajo), la mujer que se puso al aparato le dijo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!